EL CAMINO DE LA VIDA

EL CAMINO DE LA VIDA
EL CAMINO DE LA VIDA. - Every day you may make progress. Every step may be fruitful. Yet there will stretch out before you an ever-lengthening, ever-ascending, ever-improving path. You know you will never get to the end of the journey. But this, so far from discouraging, only adds to the joy and glory of the climb. - Sir Winston Churchill.

jueves, 2 de junio de 2011

Almuerzo cultural: Salvador Dalí y "La persistencia de la memoria".

Estimados amigos, 

Esta semana el almuerzo cultural nos permitirá terminar de cubrir la información que ya empezamos sobre el artista español Salvador Dalí (1904-1989).  Como es muy probable que, luego de completar esa información, nos sobre un rato de la sesión, deseamos presentarles un video sobre La persistencia de la memoria, que es probablemente el cuadro más célebre de este pintor y uno de los referentes fundamentales del surrealismo como movimiento artístico.

Conocida también como Los relojes blandos, la obra fue pintada al óleo sobre tela en 1931.  Mide apenas 24 centímetros de alto por 33 centímetros de ancho, pero su imagen es tan poderosa que quizá sea la obra por la que más se recuerda a alguien de por sí tan peculiar como Dalí.  Actualmente se exhibe en la colección permanente de Museo de Arte Moderno de Nueva York (el famoso MoMA) y es una de sus obras más visitadas, tanto por los entendidos como por el público en general.

El cuadro tiene una importancia fundamental en el desarrollo del surrealismo y del arte contemporáneo en general, del cual constituye sin duda un ícono.  Recoge una temática que podemos relacionar con el surrealismo, por supuesto, pero también con la teoría de los sueños, de Sigmund Freud (1856-1939), con las teorías sobre lo irracional del filósofo francés Henri Bergson (1859-1941) y con teoría de la relatividad de Albert Einstein (1879-1955), que relacionaba las leyes del tiempo y del movimiento en el espacio.

El tiempo es el tema de la obra.  Se habla por ello de la “memoria” para significar la “presencia del hombre en el tiempo”.  Para Dalí, el tiempo es más bien una ilusión creada en relación con aquella realidad a la que nos acercamos por medio de nuestros sentidos.  Es una realidad incierta, resultado de "los habituales trucos paralizantes del ojo engañoso", que puede ser desenmascarada por el arte, gracias al ojo crítico del artista.  Así lo atestiguan los relojes que se derriten ante nuestra mirada, como forma del autor para desmitificar esa visión fija del tiempo que nos persigue usualmente.  Igualmente, lo testimonia la contemplación que nos permite la obra de la decadencia de la materia (el deseo) que se manifiesta mediante la presencia de las hormigas sobre uno de los relojes.    

Notarán, por otra parte, que hacia el centro de la obra aparece una masa informe que algunos han confundido con un caracol y que no es otra cosa que un perfil estilizado de la cara del propio Dalí.  Con ello el artista hace referencia a la realidad subjetiva del tiempo: lo que el tiempo es para mí, no lo es para el otro.  Dalí pintó esta obra plena de simbolismos como medio para sistematizar la confusión y ayudar a desenmascarar el mundo de la realidad, en beneficio de la realidad onírica que es la única  real y que se descubre por medio del llamado “sistema paranoico-crítico”, al que ya hicimos alusión en la sesión anterior.  

Dalí dotó sus visiones fantásticas de gran verosimilitud.  Le gustaba dar a sus representaciones oníricas una apariencia no sólo tangible, sino además creíble.  Se esforzó siempre, por ello, de dar a sus pinturas la apariencia de "fotografías de sueños pintadas a mano", lo que le permitió manipular la realidad sensible para dar a los objetos sólidos convencionales la capacidad de derretirse inexplicablemente, y al tiempo la posibilidad de curvarse y deteriorarse como materia física, al extremo de atraer hormigas como si se tratara de carne en descomposición.

Dalí, según él mismo dice, se inspiró en el queso camembert a la hora de añadir los relojes al cuadro, relacionándolos por su calidad de "tiernos, extravagantes, solitarios y paranoico-críticos".  Uno de los relojes cuelga en equilibrio de la rama de un árbol.  Más abajo, en el centro del cuadro, otro se acopla a modo de montura sobre una cara con largas pestañas inspirada en una roca del cabo de Creus.  La cara aparece también en otros cuadros del autor como “El gran masturbador” y “El enigma del deseo”.  El tercer reloj blando está, quizás, a punto de deslizarse por un muro. Sobre este reloj hay una mosca y sobre el reloj de bolsillo, situado sobre el muro, hay multitud de hormigas que no están ahí por casualidad (este tipo de reloj se lleva próximo a los genitales). [recuérdese que Dalí relacionaba las hormigas con el deseo carnal].

Los relojes, como la memoria, se han reblandecido por el paso del tiempo. Son relojes perfectamente verosímiles que siguen marcando la hora (supuestamente en torno a la seis de la tarde). Dalí dijo sobre el cuadro: "Lo mismo que me sorprende que un oficinista de banco nunca se haya comido un cheque, asimismo me asombra que nunca antes de mí, a ningún otro pintor se le ocurriese pintar un reloj blando".

*   *    *    *    *

En fin, están invitados a asistir a nuestra sesión del jueves para informarse en detalle sobre esta obra y su importancia.  Los esperamos.

Saludos,

Carlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario