EL CAMINO DE LA VIDA

EL CAMINO DE LA VIDA
EL CAMINO DE LA VIDA. - Every day you may make progress. Every step may be fruitful. Yet there will stretch out before you an ever-lengthening, ever-ascending, ever-improving path. You know you will never get to the end of the journey. But this, so far from discouraging, only adds to the joy and glory of the climb. - Sir Winston Churchill.

jueves, 24 de junio de 2010

Almuerzo cultural: José Saramago.

Estimados amigos,

Murió José de Sousa Saramago, portugués de nacimiento y habitante por años de Lanzarote, España (una isla volcánica, especialmente reseca, que forma parte del archipiélago canario). Escritor importante de talla mundial, la obra de Saramago fue reconocida con el Premio Nobel de Literatura, en 1998. Pensador incómodo y controversial, de fina inteligencia y fuertes posiciones, el escritor fue alabado y denigrado a la vez por grupos importantes de diverso origen. Pienso que todos hemos perdido con su muerte, ya siempre hace falta un libro más de aquellos que, siendo buenos, se van definitivamente.

Este jueves, durante el almuerzo cultural, recordaremos a Saramago. Como introducción a ese encuentro, me topé con el siguente texto de despedida de un autor no identificado. Creo que vale la pena transcribirlo para ustedes.

Existen cierto tipo de gustos adquiridos que vienen -a mi parecer- inscritos en nuestro código genético. Una de las cosas que más se han arraigado en mí, como una herencia familiar, ha sido la lectura. Desde pequeño, siempre fue un gusto para mí abrir las páginas de un maravilloso libro y sumergirme en la prosa magnífica que encontraba en la biblioteca de mi casa; siempre intenté cultivar el amor por la lectura y esto se mantuvo desde mi niñez. Recuerdo que las clases de literatura en mi colegio eran las que más me gustaban, a pesar de que la profesora era una puta de cabaret. Ella fue la que captó mi aprecio por un buen libro y entre su tertulia y monólogos me recomendó una lectura. No recuerdo hace cuánto fue, pero fue ella quien comentó sobre lo que sería el mejor libro que hubiera pasado por mis manos hasta ese momento: "Ensayo sobre la ceguera".

Sin nada que perder, acudí a una librería y compré el libro. En la portada me saludaba Peter Brueghel y su “Parábola de los ciegos”. Enseguida abrí sus páginas y me encontré con la redacción más extraña que haya visto en mi vida. A pesar de eso, me sentí enamorado del libro desde el inicio, era una oda a la literatura, mostraba magistralmente el colapso de la sociedad ante una patología viral que producía ceguera. La metáfora que planteaba hacía del texto un completo deleite. Desde cualquier punto de vista un orgasmo para cualquier lector que buscara algo más allá de algún tipo de literatura insulsa.

Al terminar el libro, el cual me mantuvo al filo de la silla el tiempo que tardé en leerlo, me interesó sobre manera el autor, un portugués, único ganador del premio Nobel de literatura en su país. Inmediatamente empecé a revisar su bibliografía, un verdadero edén de obras, las cuales poco a poco traté de devorar, y de la que, siendo justos con ustedes, me falta más de la mitad.

Poco tiempo después llegó a mis manos otra de sus obras maestras, "El evangelio según Jesucristo". Una novela con una visión más agnóstica de este personaje emblemático, una mirada más humana y racional, sumándole a esto una narrativa interesante y llena de vida. Tristemente, (...) esta obra fue tachada de blasfema, incluso siendo vetada de recibir un premio al que esta obra se hizo acreedora.

A partir de este punto me convertí en un ávido seguidor del autor. Ha pasado el tiempo y he atrapado muchas de sus obras en mis manos, y con cada página que pasaba frente a mis ojos, me sentía más cómodo; sus páginas me mostraban realidades que nunca logré captar en ninguna obra literaria, verdaderamente piezas que se hacían merecedoras de ser catalogadas en las bellas artes. Seis años después de haber tenido la obra ganadora del Nobel en mis manos, puedo decir sin temor que Saramago es mi escritor preferido, cada vez que abría un libro con su nombre en la portada, podía sentir un mundo totalmente nuevo, un mundo libre y distinto. Es admisible que autores como García Marquez o Vargas Llosa, u otros grandes de la palabra a nivel mundial, hayan capturado mi interés y que sus obras hayan dejado un legado más marcado en la historia de la literatura; aun así, me identificaba más con las obras de este gigante.

Hoy, al encender mi laptop, se cruzó ante mí la noticia de la muerte de este autor. En seguida acudí a varias fuentes para confirmar el suceso. Tristemente, era verdad; su vida se extinguió a sus 87 años, hecho terriblemente lamentable y penoso. La noticia en lo personal, cayó como un balde de agua fría (...) Ayer en la noche leía el inicio de su último libro, “Caín”, y hoy, su autor está muerto. Son ese tipo de cosas que te hacen abrir los ojos ante la fragilidad de la vida.

José Saramago es del tipo de escritores qué se pasean entre los vivos una sola vez cada ciclo celestial. Su estilo, demasiado único para describir y demasiado especial para imitar, marcó de manera impresionante a muchas personas. Su obra literaria, dejó su huella en la historia, y creo firmemente que dejó su huella en el corazón de la gente. Un personaje emblemático, que será recordado por su marca en Portugal y el mundo.

Termino este pequeño homenaje, citando al mismo Saramago con un extracto que me parece apropiado en el momento: “Siempre acabamos llegando a donde nos esperan.”

Adiós y gracias, Saramago.

Están invitados.

Saludos,

Carlos.

jueves, 17 de junio de 2010

Almuerzo cultural: Piano extravaganza.

Estimados amigos,

Gracias a una propuesta de Melinda Altamirano, quien esperamos nos pueda acompañar, este jueves queremos presentarles un curioso programa, titulado Piano Extravaganza.  Como ustedes saben, Melinda es una consumada pianista (además de excelente futbolista y abogada), lo que constituye una interesante combinación que ella ha sabido disfrutar ampliamente a lo largo de los años, pero que nosotros apenas aprovechamos durante su estadía en el Bufete.  En lo musical, sabemos que Melinda viene de una familia de amplia tradición en ese campo, pues, entre otros detalles importantes, su madre tiene una reconocida academia de piano en Asunción.

En cuanto al programa del jueves, se trata de un recital para piano de características realmente excepcionales, por las siguientes razones:

(i)  A diferencia de los recitales de piano usuales, todas las obras del programa fueron escritas o han sido arregladas para ser interpretadas para varios ejecutantes a un mismo tiempo; esto es: a dos o cuatro manos (uno o varios ejecutantes sentados frente al mismo piano), o para uno o más pianos a la vez.  De hecho, ¡algunas de las obras son para ocho pianos a un mismo tiempo!

(ii)  Por tratarse de un programa libre, cuya función es entretener y sacarle provecho a las amplias posibilidades de ese instrumento, las obras son de diversos compositores y estilos, lo que da gran variedad al recital. Así, tenemos piezas de J.S. Bach (Concierto para cuatro pianos y orquesta, BWV 1065), W.A. Mozart (Sonata en do, para piano a cuatro manos, K. 521), G. Rossini (Obertura a la ópera Semíramis, en arreglo para ocho pianos), R. Wagner (Cabalgata de las Valquirias, de la ópera La Valquiria, en arreglo para ocho pianos), B. Smetana (Sonata en un movimiento en mi menor, para dos pianos a ocho manos), N. Rimsky-Korsakov (Vuelo del abejorro, en arreglo para ocho pianos) y L. Gottschalk (L’Union, párafrasis de concierto, en arreglo para ocho pianos), entre otros.

(iii)  Finalmente, en lugar de contar, como es la regla en un recital, con un pianista famoso, los artistas que se presentan son varios y, para colmo, verdaderamente extraordinarios y de diversos orígenes, como Martha Argerich, Evgeny Kissin, Leif Ove Andsnes, Emanuel Ax, James Levine, Mikhail Pletnev, Lang Lang, para citar a los más conocidos.  Además, la orquesta que interviene en algunas de las piezas no es una orquesta establecida, sino una formada por solistas de primer nivel, que tomaron parte también en esta reunión de músicos, incluyendo a Yuri Bashmet (viola), los hermanos Capuçon (violín y cello), Sarah Chang (violín), Gidon Kremer (violín), Misha Maisky (cello), Vadim Repin (violín) y Dmitry Sitkovetsky (violín).

Tal reunión de talentos resulta imposible de ver normalmente.  En efecto, aún con un gran esfuerzo logístico, montar una presentación de este calibre tomaría demasiado trabajo y, por supuesto, mucho dinero.  La diferencia, en este caso, es que esta presentación es el resultado de una reunión de amigos, quienes, además, desean divertirse.  No hay en el programa los visos que son comunes a una presentación formal, con todos los ribetes de negocio y protocolo que son la norma en estos casos.  Lo que se ve, en cambio, es un encuentro de amigos que, además, son grandes músicos y que cuentan con los instrumentos y medios para expresar sus respectivos talentos.

En resumen, el recital que veremos es literalmente un conjunto grande de extravagancias, que vale la pena ver y escuchar por ser realmente irrepetible.

Como nota final, vale la pena contarles que el recital se ambienta en el famoso Festival de Verbier, en los Alpes suizos, lo que le agrega atractivo al espectáculo.  En razón de ello, tal vez lo apropiado sería verlo acompañados de un fondue de queso y un vinito, pero no hacemos aún promesas, pues aún estamos por determinar si nuestro pequeño almuerzo da para ese grado de sofisticación.

En fin, un recreo ligero y bienvenido en medio del bullicio del Mundial, para darle alguna diversidad a nuestra actividad en el Bufete. Ante la alternativa de ver a México y Francia exhibir nuevamente las carencias futbolísticas mostradas en días pasados, nos parece que les ofrecemos una opción interesante de pasar su mediodía.

Ojalá nos acompañen.

Saludos,

Carlos.

jueves, 10 de junio de 2010

Almuerzo cultural: Goya, loco como un genio.

Estimados amigos,

A raíz del Mundial, España se ha convertido en un tema que ocupa nuestro pensamiento. En materia futbolística, las interrogantes del momento son:

- ¿Tiene España lo que se requiere para ganar la Copa?

- ¿Podrá superar a la gran cantidad de rivales de calidad a los que deberá enfrentarse en el curso de la competencia?

- ¿La traicionará -como decía hace unos días Julio Kierszenson- cierta tradición histórica que la condena a ser una eterna y sufrida perdedora?

La verdad, no sé a ciencia cierta las respuestas a esas preguntas, aunque me ilusiona un poco pensar que hay una buena oportunidad para España en esa ocasión, la cual se encuentra matizada -eso sí- por las dificultades que ayer anotaba, que hacen más interesante el reto que tienen los españoles por delante. En cualquier caso y, no obstante lo dicho, si en algún momento hubo ese chance para España, creo que es en esta versión del Mundial. Además, no es un momento cualquiera para el deporte español. Es evidente que los deportistas de España han destacado en muchísimas disciplinas en los últimos dos años, como reales y claros "ganadores" en sus disciplinas (baloncesto, tenis, ciclismo, automovilismo y el mismo futbol), lo cual contradice un poco ese sino de derrota al que Julio hizo referencia y que yo prefiero no validar.

Pero volviendo a España en general, se me ocurrió pensar otra cosa que parece muy justo reconocer: España es un país de portentos, pues le ha dado al mundo luminarias enormes (no siempre bien publicitadas), no en una época específica de la historia, sino en muchos momentos y en diferentes áreas del quehacer humano. En efecto, España es la cuna o el asiento de individuos que han cambiado decididamente el curso de los acontecimientos en las ramas de su actividad, convirtiéndose en modelos revolucionarios sin discusión. Se trata de un mérito que es, no sólo importante, sino, además, muy justo reconocerlo.

Vale la pena sacar algunas cuentas: España es -¿quién puede dudarlo?- el país de muchos de los grandes autores literarios (por ejemplo, el autor anónimo del Poema del Mío Cid, y el del Lazarillo de Tormes, la tierra de Jorge Manrique, de Pedro Calderón de la Barca, de Luis de Góngora y Francisco de Quevedo, del grandísimo Miguel de Cervantes, de Federico García Lorca, de Antonio Machado y de Camilo José Cela). Es el país de ciertos filósofos, místicos, juristas y científicos del más alto nivel, como Ramón Llul, Tomás Luis de Victoria, Luis de Vives, santa Teresa de Ávila, san Juan de la Cruz, Francisco de Vitoria, Ignacio de Loyola, José Ortega y Gasset, Santiago Ramón y Cajal y Fernando Savater). Es, por encima de todo, un país de enormes artistas, como Diego Velázquez, Francisco de Goya, Pablo Picasso, Joan Miró, Salvador Dalí y Luis Buñuel. Y es también la patria de extraordinarios deportistas, como Fernando Alonso, Miguel Induráin, Pau Gasol y Rafael Nadal (para citar a algunos -fuera del futbol- cuyas hazañas hemos visto muy recientemente en las noticias).

A eso sumemos algunos "extranjeros" ilustres que brillaron en España, como el genovés Cristóbal Colón o el cretense Doménikos Theotokópoulos (El Greco); o, que nacieron y vivieron allí aunque no fueran propiamente españoles, como el romano Séneca, el judío Maimónides y el moro Averroes, y nos queda un cuadro extraordinario de aportes a la cultura del mundo que debemos a España.

En función de lo anterior, nos parece oportuno aprovechar el almuerzo cultural para dar un vistazo a uno de estos grandes hombres: don Francisco de Goya y Lucientes, artista revolucionario de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, que fue precursor del Romanticismo y, para muchos autores, marcó el inicio de la pintura contemporánea, así como de las vanguardias pictóricas del siglo XX.
El contexto de la vida de Goya fue difícil, en medio de las campañas napoléonicas que tanto afectarona España. Su personalidad fuerte y temeraria, su fe ciega en el poder y valor de su obra, y su irreverencia por las estructuras establecidas, lo hacen parecerse a un ilustre contemporáneo suyo, de quien ya hemos hablado y con quien compartió no sólo el espíritu revolucionario de la época, sino también el mal carácter y la sordera: Ludwig van Beethoven.

Como Rembrandt, otro hombre que destacó en su mismo oficio, y que -como Goya- marcó el arte para siempre, Goya documentó su vida por medio de autorretratos que nos dejan ver su paso por la vida. Por otra parte, sus retratos de la gente que lo rodeó, como la famosa duquesa de Alba, o las familias reales de Carlos IV y Fernando VII, así como de otros personajes menos encumbrados, definen la visión del mundo de este artista, crítico e incapaz de mentir (ni así fuera para disimular los defectos de sus patronos y clientes).

Sus Disparates, sus Caprichos y sus Desastres de la guerra (series de grabados sobre los males y costumbres de su tiempo), así como las llamadas Pinturas negras de la Quinta del sordo, son una muestra importantísima de la vida de la tiempo, vista por un hombre que era definitivamente superior a esa época. En ese sentido, Goya nos ofrece no sólo un testimonio histórico, sino un retrato desgarrador de la sociedad en la que vivió que es, a la vez, una despiadada denuncia de la condición humana. El artista trabajó directamente los temas referentes a la naturaleza del hombre y, de manera excepcional, concentró gran atención en el turbadora relación que existe entre la razón y los sueños, de donde -como dice una de sus obra, surgen monstruos. El tratamiento de las obras es en esencia expresionista, sólo comparable con el trabajo de artistas tan diversos y distantes como El Bosco y Brueghel.

Goya es una columna importante de nuestra cultura. El reconocido crítico australiano Robert Hughes, columnista titular del área artística de la revista Time, así lo hace ver. El video que presentaremos hoy es una excelente oportunidad para conocer en detalle la producción plástica de este gran pintor, dibujante y grabador. Los invitamos a acompañarnos.

Saludos,

Carlos.

miércoles, 2 de junio de 2010

Almuerzo cultural: La historia del fútbol

Estimados amigos,

Vivimos días de futbol (así, sin tilde, como lo hablamos nosotros). Viene el Mundial y sólo de eso se habla. Estamos pendientes incluso de los partidos de Costa Rica como sparring de aquellas otras selecciones que sí van a participar en Sudáfrica.

El viernes 11 empieza la Copa y, a partir de entonces (si no antes en lo que a muchos respecta) estaremos pegados a los televisores hasta que se defina un campeón y, durante el trayecto que lleva a la gran final, especularemos –con autoridad y sin ella– sobre las posibilidades de cada cual para coronarse vencedor.

Y, no obstante el alboroto, parece haber justicia en ello; el Mundial es el mayor espectáculo deportivo del mundo, más que las Olimpíadas, con las que comparte su periodicidad. Además, es un negocio alrededor del cual se mueve mucho dinero, por lo que la cantidad de intereses involucrados es de la mayor variedad y relevancia.

Como deporte, como entretenimiento y como negocio, el futbol es una de las manifestaciones culturales más importantes que conocemos. Una manifestacióm de tipo popular –es cierto–, pero cien por ciento cultural. Tiene méritos para que se le mire con respeto y para que se le tome en cuenta como factor destacado de nuestras vidas. No es en balde que Albert Camus (____-____), escritor y filósofo, Premio Nobel de Literatura de 1957, afirmaba que, tras muchos años expuesto a lo que el mundo le había ofrecido, estaba seguro de que lo que realmente sabía sobre la moral y la naturaleza humana se lo debía al futbol.

En una gran cantidad de países, el futbol es parte de la cultura nacional y, por ello, muchos aspectos de la vida en esos lugares giran en torno a él. Se publican diarios y revistas de futbol, hay programas de radio exclusivos, canales de televisión, etc. El futbol genera ídolos y, en algunos lugares, dioses. Los mitos y héroes del futbol son muy conocidos, como lo son sus villanos, que son el reverso de esa misma moneda. A lo largo de los años vemos cómo los futbolistas se convierten en verdaderos referentes de nuestra existencia, pues de niños los vemos como hombres formados, que luego recordarmos con nostalgia conforme desaparecen; años después, ya de jóvenes, nos identificamos con ellos, con quienes compartimos edad, éxitos y fracasos; al final, ya más viejos, los seguimos admirando desde esa nueva perspectiva que da la madurez adquirida, con las ventajas y los prejuicios que traen la experiencia, los conocimientos y las opiniones que hemos cultivado a lo largo de los años.

Se ha comprobado en forma irrefutable (como si, la verdad sea dicha, necesitáramos prueba científica de ello) que el futbol cambia los estados de ánimo e influye en los grupos sociales. Una victoria trae felicidad, optimismo y productividad, mientras que la derrota puede provocar tristeza y hasta aumentar los niveles de mortalidad y violencia en una población. Los finales de temporada traen aparejados verdaderos síndromes de frustración en amplios sectores, como resultado de la abstinencia de futbol.

Como aficionados, nos dejamos arrastrar por la pasión como quien se contagia de un virus incurable. Formamos comunidades con nuestros correligionarios (la dimensión es, en efecto, espiritual) y vemos a los seguidores de equipos rivales, en muchos casos, como seres perdidos, equivocados, incomprensibles; verdaderos "hermanos separados". Decía en algún momento el también Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez (____-), en apoyo de este sentimiento:

"No creo haber perdido nada con este irrevocable ingreso que hoy hago públicamente a la santa hermandad de los hinchas. Lo único que deseo, ahora, es convertir a alguien".

A la vez que fracciona a una población por equipos, el futbol tiene la particularidad de que unifica países completos en sus selecciones nacionales. Pero, sea a nivel local o nacional, es igualitario y, por ello, bastante democrático. Pobres y ricos, blancos y negros, mujeres y hombres, viejos y jóvenes, educados o no, los hinchas o aficionados se integran alrededor de sus respectivos equipos con verdadera pasión, como si no hubiera nada más allá del futbol. Se trata de un poder enorme de convocatoria que merece reconocimiento.

Además, el futbol es una actividad colectiva de una enorme complejidad, lo que contribuye sin duda a incrementar el interés que despierta. En efecto, un equipo formado por once jugadores debe resolver problemas tácticos importantes que plantean los técnicos antes y durante el partido; debe también aprovechar las habilidades técnicas de sus integrantes mientras neutraliza o supera las de los rivales; además, debe realizar esfuerzos significativos, de orden físico, durante un período de hora y media (a veces incluso más), y, de orden emocional, durante períodos más largos de tiempo todavía: antes, durante y después del partido. El equipo debe, finalmente, enfrentar climas y condiciones físicas variables, y hasta jugar con la suerte, que frecuentemente decide contiendas. En suma, esos jugadores determinan –como individuos y como conjunto– resultados que los afectan a ellos, a sus seguidores, a sus dirigentes y, naturalmente, a sus rivales.

En el futbol, el rendimiento de un equipo no es simplemente la suma de las capacidades individuales de cada jugador. Ese rendimiento proviene de la coordinación eficaz de los jugadores ante las diversas situaciones que plantea el juego. Así, no se trata de sumar las aptitudes de cada uno, sino de coordinarlas. En definitiva, importa la prestación colectiva, aunque muchas acciones se resuelvan por genialidades de orden individual, las cuales se apoyan, necesariamente, en el trabajo colectivo.

En el futbol es crucial que exista coherencia entre los miembros del grupo, pues de ello depende el éxito de su trabajo. En eso, cada equipo representa las mismas complejidades de una nación o comunidad. Lo mismo que los países, la integridad colectiva del equipo es lo que explica la diferencia entre ganadores y perdedores. Quizá esto explica la fascinación que este deporte despierta entre nosotros.

Sobre esto vale la pena repetir lo dicho por el escritor argentino Osvaldo Soriano (____-), pues el modelo del futbol es fiel reflejo de la vida humana en general:

“(…) me hubiese gustado que mi hijo hiciera no solo fútbol, sino algún deporte de conjunto-, que es que el juego de conjunto te enseña mucho. Ahí vos conoces al tipo que es generoso, al que es egoísta. Es como dice el Flaco Menotti: son pequeñas sociedades. Desde ese aspecto, es una buena enseñanza y hay influencia de todo eso en la personalidad de uno. Por ahí aprendes que se gana y se pierde, sabes que en otros órdenes de la vida te puede ir bien o mal al igual que en un partido de fútbol.”

Finalmente, el futbol puede ser arte, y en ello pocos deportes pueden semejársele. Decía Johan Huizinga (____-____), el famoso historiador y filósofo holandés, que cuando el juego origina belleza, queda implícito su valor para la cultura. Eso pasa precisamente con el futbol. Por eso debe disfrutársele como espectáculo y como forma cultural. Es en ese mismo sentido que decía el cronista y general griego Jenofonte (____-____),

“¡Qué desgracia para un hombre envejecer sin haber visto nunca la belleza y la fuerza de la que es capaz el cuerpo!”

El futbol, en efecto, puede producir belleza en gran escala, para gozo estético de sus aficionados.

Mucha gente famosa, relacionada con la alta cultura, ha expresado su amor por el futbol. El gran director de cine italiano, Pier Paolo Pasolini (____-____),  dijo una vez:

El fútbol es un sistema de signos, por lo tanto es un lenguaje. Hay momentos que son puramente poéticos: se trata de los momentos de gol. Cada gol es siempre una invención, es siempre una subversión del código: es una inteluctabilidad, fulguración, estupor, irreversibilidad. Igual que la palabra poética. El goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. El fútbol que produce más goles es el más poético. Incluso el dribbling es de por sí poético (aunque no siempre como la acción del gol). En los hechos, el sueño de cada jugador (compartido por cada espectador) es partir de la mitad del campo, driblar a todos y marcar el gol. Si, dentro de los límites consentidos, se puede imaginar en el fútbol una cosa sublime, es ésa. Pero no sucede nunca. Es un sueño".

Habrá que decir, sin embargo, que Pasolini no tuvo la suerte de conocer a Maradona ni a Messi, quienes demostraron en su momento –como otros más, para fortuna nuestra– la belleza y el arte del futbol. Quienes, por un medio u otro, hemos podido ver en acción a Pelé, a Johann Cruyff, al Zurdo Jiménez o a Yuba Paniagua, hemos podido tocar un poquito el cielo con las manos gracias al arte derrochado por estas figuras.

El futbol no nos da de comer como aficionados ni mantiene nuestras casas, aunque alimenta nuestras ilusiones, genera conversaciones y hasta polémicas, crea vínculos y desencuentros, y fundamentalmente nos entretiene y permite conocernos. Al respecto –y perdón por cansarlos con las citas– dijo el escritor Rodolfo Araceli (____-):

"El fútbol, como ninguna otra actividad y/o divertimento, muestra cómo somos y cómo no somos. El espejo no tiene la culpa de lo que refleja. La radiografía no tiene la culpa de los tumores".

Aprovechemos la oportunidad que da el Mundial para disfrutar de la fiesta del futbol. La sesión de hoy girará en torno a un video sobre la historia del futbol, desde sus orígenes a la actualidad, pasando por los diversos mundiales y competencias internacionales de los que quedan registros visuales. Se trata de una oportunidad apropiada para prepararse para el mes que, felizmente, nos espera. ¡Acompáñenos!

Saludos,

Carlos.