EL CAMINO DE LA VIDA

EL CAMINO DE LA VIDA
EL CAMINO DE LA VIDA. - Every day you may make progress. Every step may be fruitful. Yet there will stretch out before you an ever-lengthening, ever-ascending, ever-improving path. You know you will never get to the end of the journey. But this, so far from discouraging, only adds to the joy and glory of the climb. - Sir Winston Churchill.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

    El valioso tiempo de los maduros.

    Me siento como aquel niño al que regalan una bolsa de caramelos: los primeros se los come feliz, pero, cuando se percata de que quedan pocos, comienza a saborearlos profundamente.
    He contado mis años y he descubierto que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que he vivido hasta ahora…...

    Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, en las que se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se conseguirá nada.
    Ya no tengo tiempo para soportar personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
    Ya no tengo tiempo para perderlo en mediocridades.
    No quiero estar en reuniones donde desfilan ‘egos’ inflados. No tolero a los manipuladores ni a los aprovechados. Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus puestos, sus talentos y sus éxitos. Detesto, si soy testigo, los efectos que genera la lucha por un cargo importante. Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos, si acaso…
    Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, pues mi alma tiene prisa… Con pocos caramelos en la bolsa…
    Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que no se vanaglorie con sus triunfos. Que no se considere elegida antes de tiempo. Que no eluda sus responsabilidades. Que defienda la dignidad humana. Y que desee únicamente caminar al lado de la verdad y de la honradez. Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena vivirla. Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas… Gente a quien los duros golpes de la vida, le han enseñado a crecer con suaves caricias a su alma.
    Sí… tengo prisa… para vivir con la intensidad que nada más que la madurez puede dar. Pretendo no mal emplear ni tan solo uno de los caramelos que me quedan. Estoy seguro que serán más exquisitos que los que me he comido hasta ahora. Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres estimados, y con mi conciencia.
    Deseo que tu meta sea la misma, porque, de cualquier manera, también llegarás…

    Escrito por Mario Andrade (1893-1945), poeta, novelista, musicólogo y ensayista brasileño.

    (Tomado del muro de mi querida amiga Ana María Ortiz Rechnitz).