EL CAMINO DE LA VIDA

EL CAMINO DE LA VIDA
EL CAMINO DE LA VIDA. - Every day you may make progress. Every step may be fruitful. Yet there will stretch out before you an ever-lengthening, ever-ascending, ever-improving path. You know you will never get to the end of the journey. But this, so far from discouraging, only adds to the joy and glory of the climb. - Sir Winston Churchill.

jueves, 26 de agosto de 2010

Almuerzo cultural: Papá Haydn.

Estimados amigos,

Este jueves dedicaremos el espacio de nuestro almuerzo cultural a uno de mis compositores más queridos: el austríaco Franz Josef Haydn, quien nació en Rohrau en 1732 y murió en Viena en 1809.

Importancia e influencia.

Con Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y Ludwig van Beethoven (1770-1827), Haydn forma la tríada vienesa del período clásico de la música. Su obra en particular fue fundamental para el desarrollo de la sinfonía y el cuarteto de cuerdas, a tal punto que su impulso a estos géneros se deja sentir hasta nuestros días, gracias a sus importantes contribuciones a ambos tipos de composición musical.

Destacó en todos los géneros musicales (...)  Es familiarmente conocido como “el padre de la sinfonía” y, con gran justicia, podría ser considerado de igual forma respecto al cuarteto de cuerda; ningún otro compositor se acerca a su combinación de productividad, calidad e importancia histórica en estos géneros.

Haydn tomó la forma “sonata”, que consta de tres movimientos: rápido-lento-rápido (A-B-A) y la consolidó como la base de toda la música concertante y de cámara subsiguiente.  Además, en materia sinfónica, reestructuró dicha forma sonata mediante la introducción de un movimiento de danza entre el movimiento lento y el último movimiento, para establecer un formato de cuatro movimientos consistente en la exposición y el desarrollo de dos temas melódicos iniciales (primer movimiento), al que seguía otro lento en forma de aria (segundo movimiento), luego un minueto (tercer movimiento en forma de danza) y un movimiento rápido conclusivo (movimiento final).  Es un hecho que sobre la producción artística de Haydn se apoyaron de manera importante Mozart y Beethoven para el desarrollo de sus respectivas obras, por lo que no es posible explicarse la obra de ambos sin contar con el trabajo de su ilustre predecesor.

En el plano personal, la influencia específica de Haydn sobre Mozart y Beethoven está además muy documentada.  Aunque bastante mayor, Haydn fue amigo cercano de Mozart y, además, entre ellos se desarrolló una mutua y muy justa admiración profesional.  Ambos eran masones y, sin duda, los mayores músicos de su época.  En razón de la diferencia de edad entre ellos, Mozart llamaba a Haydn “Papá Haydn”, quizá como forma de respeto a su condición de compositor establecido (es decir, como reconocimiento a sus contribuciones al mundo de la música), pero también en alusión al carácter amable y paternal que éste siempre mostró hacia aquél (y hacia todos en general), a diferencia del propio padre de Mozart, quien representó más bien un papel tiránico en su vida.

Según testimonios de la época, los dos compositores interpretaban juntos cuartetos de cuerda en forma ocasional.  Haydn estaba muy impresionado por las obras de Mozart (como lo estamos todos, desde entonces) y lo elogiaba con entusiasmo en forma pública.  Mozart, por su parte, también admiraba a Haydn e incluso le dedicó un conjunto de seis cuartetos de cuerda, conocidos actualmente como los Cuartetos de Haydn.

Respecto a Beethoven, Haydn fue su primer maestro de composición en Viena, entre 1792 y 1794, cuando Beethoven era aún niño.  De temperamentos muy distintos y a causa de la enorme diferencia de edad, esa relación no fue duradera, pero la deuda de Beethoven a Haydn es obvia, especialmente en las primeras dos sinfonías de aquél, así como en el formato general de prácticamente todas sus composiciones.

Aunque no fue apreciado por los románticos, que lo consideraban demasiado conservador, la influencia de Haydn sobre Franz Schubert (1797-1828), Felix Mendelssohn (1809-1847) y Johannes Brahms (1833-1897) fue evidente.  Por otra parte, su contribución al desarrollo de estructuras musicales fuertes y consolidadas sirvió de referencia clara para las digresiones de los románticos, por lo que –aún como contrapunto– puede decirse que fue su canon clásico lo que permitió a su vez el contraste de los románticos.

Estructura y características de su música.

Haydn nació 18 años antes de la muerte de Johann Sebastian Bach (1685-1750); por lo tanto, su estilo abarca todo el período clásico, ya que evolucionó desde el Barroco tardío hasta los albores del Romanticismo, justo cuando Beethoven estaba por cambiar la música para siempre.  En esa evolución, su música se depuró, maduró en complejidad y sofisticación, y adquirió una elegancia inigualable.

Es interesante hacer notar que, entre 1760 y 1770, su música pasó por el período de Sturm und Drang (“tempestad e ímpetu”), en el que el lenguaje musical se caracterizó por una mayor intensidad expresiva, especialmente en las obras escritas en claves menores.  Se dice que esta etapa fue precursora, de muchas maneras, del futuro Romanticismo musical debido a su amplio rango emocional.  En efecto, las obras resultaron más apasionadas y audaces, y usualmente, de un temperamento más oscuro.  Después de ese período, la música de Haydn readquirió la luminosidad anterior, pero ahora con caracteres más maduros y hermosos.  Esto permitió que los motivos emergieran uno tras otro sin interrupción, mediante melodías más complejas donde cada parte instrumental mantiene su propia integridad.

Haydn fue el primero en desarrollar estructuras grandes en lugar de motivos cortos y simples en su música.  Le gustaba la llamada “exposición monotemática”, en la que la música que establece la clave dominante es similar o idéntica al tema de apertura.  Por otra parte, (i) integró la fuga, propia del estilo barroco, en el estilo clásico; (ii) enriqueció la forma rondó, con mayor cohesión tonal dentro de la construcción sinfónica; y, (iii) incluyó en sus obras la doble variación (variaciones alternas sobre dos temas), los cuales a menudo son los principales y, a veces, versiones uno del otro.

Acorde con su afable personalidad, la música de Haydn es conocida por su humor.  El más famoso ejemplo sería el repentino acorde agudo que encontramos en el movimiento lento de su Sinfonía Sorpresa (que escucharemos este jueves), por el que pretendía despertar a los invitados de su patrono, el príncipe Esterházy, que en forma desconsiderada dormitaban sobre sus butacas durante los conciertos que el músico preparaba para ellos.

La música de Haydn es efectivamente encantadora.  En lo personal, siempre la escucho si deseo acompañar un momento de felicidad con una melodía que le sea enteramente acorde.  Es la música de un hombre bueno: el ideal de humanidad de su tiempo.  Recomiendo mu cálidamente las grabaciones de sus últimas sinfonías, grabadas en CD por la Orquesta Real del Concertgebouw, de Amsterdam, bajo la dirección de sir Colin Davis (sello Philips). Son verdaderamente insuperables, una fuente inagotable de placer.

Vida y producción artística.

Haydn vivió durante la mayor parte de su vida en Austria, aunque también viajó por algunos países europeos.  Desarrolló una parte importante de su carrera como músico de corte al servicio de la familia Esterházy de Hungría, que eran figuras importantes de la aristocracia del imperio de los Habsburgo. Su trabajo se desarrolló durante lo que se conoce como "Ilustración", cuando las ideas innovadoras de los philosophes franceses llenaron el continente de propuestas para poner a la razón en el centro del pensamiento y al progreso como destino natural de la humanidad.  Esta es una época de suprema elegancia artística que precedía las tormentas generadas por la Revolución francesa, el imperio napoleónico y –como se dijo– el Romanticismo.

La vida pública de Haydn ejemplificó el ideal de la Ilustración del "honnête homme" ("hombre honesto"): el hombre cuyo buen carácter y éxito mundano le permiten y justifican el uno al otro.  Su modestia y probidad fueron conocidas en todos sitios.  Estos rasgos no eran requisitos para el éxito como maestro de capilla, empresario y figura pública, pero contribuyeron a una recepción favorable de su música.

En ese tiempo, era normal, e incluso deseable, emplearse como músico de alguna corte local.  De esa manera, un compositor se granjeaba su manutención mientras producía música para su empleador.  Todo aristócrata de alguna valía tenía su propia orquesta o grupo de cámara (según el poder económico del noble) para fines de entretenimiento.  Ese grupo estaba a cargo del compositor contratado, como “maestro de capilla”, quien los dirigía en la ejecución de las obras que debía componer constantemente para las cenas, misas o celebraciones del patrono, tocaba con aquellos que conformaba un grupo de cámara (cuarteto de cuerdas, trío para piano, etc.)  El mismo compositor debía, además, encargarse de montar las óperas que se presentaban en el teatro del palacio (en caso de que lo hubiera) y velar y participar por la educación musical a los parientes del aristócrata, como parte de sus obligaciones.

Como miembro del servicio de la familia Esterházy, Haydn debía seguir a la familia cuando se trasladaban de vivienda durante el año, por los tres palacios que la familia poseía en el imperio (Viena en invierno, y Eisenstadt, al sur de Viena, y Esterháza, al oeste de Hungría, durante el resto del año).  En el caso de Haydn, la familia Esterházy exigía la presentación de dos óperas y dos conciertos por semana, además de la música de cámara que usualmente se oía durante la cena, cada día.

Como se deduce de lo anterior, los Esterházy eran nobles ilustrados, amantes y conocedores de la música.  Dieron a Haydn todo el apoyo necesario para que trabajara con comodidad, incluyendo su propia orquesta.  Su servicio a la familia duró más de treinta años y, en general, fue una relación feliz y mutuamente satisfactoria.

Luego de tan largo tiempo al servicio de una familia tan conocida y relacionada, el estilo musical de Haydn se desarrolló y su popularidad creció en los círculos más altos de la corte imperial y más allá.  Los Esterházy, por otra parte, le permitían publicar, por cuenta personal, aquellas otras obras que Haydn compusiera siempre que no incumpliera con su contrato laboral.  Gracias a que Haydn fue un compositor extraordinariamente prolífico, llegó el momento en que era capaz de componer tantas obras para su publicación como para los Esterházy.  Obras tan importantes como sus Sinfonías de París (1785-1786) o Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz (1786), publicadas en forma independiente, fueron compuestas en aquellos años.

Las Sinfonías de Londres.

Cuando, en 1790, un año después de la Revolución francesa de 1789, murió el príncipe Nicolás Esterházy, su sucesor demostró poco interés por mantener a Haydn a su servicio.  Por ello, el compositor aceptó la oferta del empresario musical alemán Johann Peter Salomon para viajar a Inglaterra a fin de presentarse con sus nuevas composiciones a cargo de una orquesta local.  Como resultado de ello hizo dos viajes a Inglaterra, de 1791 a 1792, y de 1794 a 1795, con gran éxito.  Como Händel, cien años antes, Haydn tenía una gran reputación en ese país que sólo se incrementó con sus visitas.  Los conciertos contaron con gran asistencia masiva y ello lo dotó de fortuna.  Además, de esos conciertos resultaron las mejores sinfonías de Haydn, conocidas como las Sinfonías de Londres (sinfonías Nos. 93-104), que incluyen la Sinfonía No. 94 (Sorpresa), que tenemos en nuestro programa de este jueves; la Sinfonía No. 96 (Milagro); la Sinfonía No. 100 (Militar); la Sinfonía No. 101 (Reloj); la Sinfonía No. 103 (Redoble de timbal); y, la Sinfonía No. 104 (Londres).

A su regreso a Viena, gracias a sus recién adquirida fortuna, Haydn se retiró a una gran casa y se dedicó a componer obras religiosas para coro y orquesta, incluyendo sus dos grandes oratorios: La creación y Las estaciones; su famoso Concierto para trompeta y orquesta; y, sus últimos cuartetos para cuerdas, entre los que se incluían los denominados Quintas, Emperador (con la música del actual himno alemán) y Amanecer.

Como hombre rico, Haydn tuvo por primera vez en su vida el privilegio de tomarse su tiempo y escribir para la posteridad, lo que se refleja en el tema de los oratorios La creación (1798) y Las estaciones (1801), cuyos temas tienen que ver con el significado de la vida y el objetivo de la humanidad.  En estos casos, Haydn trató de aprovechar su natural talento para llegar a lo sublime en la música, por lo que dedicó más tiempo a estas obras (más de un año por cada oratorio).  Este cambio de enfoque en el proceso creativo fue un paso importante en la historia de la música, ya que permitió dos cosas: (i) hacer del músico una figura independiente (no un asalariado de algún noble adinerado) y, (ii) especialmente –corolario de lo anterior–, darle al músico la oportunidad de tomarse su tiempo para componer y para fijarse grandes objetivos artísticos.  Beethoven sería el primer compositor de ese tipo que, conscientemente, rompió esquemas con esos propósitos y por ello es, quizá, el gran referente de la música culta; sin embargo, para ello tuvo el antecedente importante de Haydn como referencia inmediata.

Franz Josef Haydn murió en Viena, mientras la ciudad era atacada por las tropas de Napoleón, a una edad que se consideraba entonces avanzada (73 años). Enfermo, se había visto obligado a dejar de trabajar en su música recientemente; sin embargo, es uno de los compositores que más obras legó a la posteridad. En su funeral se interpretó el Réquiem de su amigo Mozart, una obra digna para despedir a un músico de su talla.

Los conciertos para violoncello y orquesta.

El concierto en do mayor para cello y orquesta es de los primeros que Haydn compuso para la orquesta del Príncipe Esterházy.  Fue escrito para Joseph Franz Weigl, violoncellista y compositor empleado en la Esterháza entre 1761 y 1769.

En algún momento una copia del concierto llegó a la biblioteca del Conde Kolowrat de Praga, a quien le gustaba coleccionar conciertos para violoncello.  La obra no se publicó y eventualmente desapareció de todo registro.  Durante dos siglos se creyó que el concierto se había extraviado, pero de hecho la música se había conservado en bibliotecas privadas de Praga.  Luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando muchas colecciones privadas de Checoslovaquia fueron confiscadas por el gobierno comunista y llevadas a la Biblioteca Nacional, el documento fue descubierto por el musicólogo Oldrich Pulkert y autenticidad fue rápidamente establecida.

El concierto en re mayor, en cambio, fue compuesto en 1783 y nunca se perdió.

En ambos conciertos, la parte del solo de cello es completamente idiomática; es decir, trabajada expresamente para las características expresivas del instrumento.  El primer concierto refleja la forma ritornello del concierto barroco, así como la estructura naciente de la forma sonata-allegro.  Al igual que en el concerto grosso del Barroco, el conjunto orquestal es pequeño: cuerdas, dos oboes y dos cornos.

El virtuosismo del solista es evidente en ambos conciertos, desde que el instrumento solista hace su entrada. El movimiento adagio es de una gran expresividad (sereno e intenso a la vez) y –como todo en Haydn– muy elegante.  Como dice un autor, al referirse a uno de los conciertos:

Creo que es aquí donde el cello trasciende a su papel de instrumento y se transforma en una vibración paralela al alma del intérprete.  Casi como la voz más expresiva.  Su equilibrio formal, su tempo, su tersura, tiene un efecto sobre el espíritu que me produce una inclinación inconsciente hacia lo bueno y lo noble del ser humano.  Perfección imperecedera que plasma el espíritu del clasicismo de manera soberbia y delicada, proyectado a la inmortalidad.

Los conciertos son interpretados por Mstislav Rostropovich (1927-2007), uno de los grandes –quizá el más grande– violoncellista del mundo.  Lo acompaña la Orquesta de St. Martin-in-the-Fields, inglesa, de la que –como recordarán– ya escuchamos un programa de música para cuerdas de Tchaikovsky y Grieg.

Sinfonía No. 94 en sol mayor (Sinfonía Sorpresa).

La Sinfonía Sorpresa fue compuesta alrededor de 1791 y es una de las más bellas de este compositor.  Es famosa por su segundo movimiento, en do mayor, que Haydn compuso para acabar con la costumbre de alguna de la gente que iba a sus conciertos, que aprovechaba la luz tenue y la música para dormir.  Mediante un golpe de timbal repentino y fuerte, en un momento casi silencioso de la partitura, la música sorprende a todos los presentes y los saca de su letargo.
Su estructura se basa en la de forma sonata, de cuatro tiempos: (i) Adagio - Vivace assai; (ii) Andante; (iii) Menuetto: Allegro molto; y, (iv) Finale: Allegro molto.

El primer y el tercer movimiento son prácticamente idénticos (excepto en algunos pasajes), que, no obstante, contrastan con el segundo movimiento, totalmente diferente, donde ocurre el golpe de timbal sorpresivo.  Esto se debe a que en el segundo movimiento se le da muchísimo peso a los matices, mientras que en los otros dos la pieza es casi lineal.

La obra es interpretada por la Orquesta Filarmónica de Berlín, de la cual ya hemos hablado en anteriores ocasiones.  Esta vez la dirección está a cargo de Mariss Jansons (1943-), director letón, alumno y heredero del legendario director soviético Yevgeni Mravinski (1903-1988).  Jansons es actualmente el director principal de la Orquesta Real del Concertgebouw de Ámsterdam, otra de las grandes orquestas del mundo.

* * * * *

La música es excelente, los artistas de primera.  Los esperamos.

Saludos,

Carlos.

miércoles, 25 de agosto de 2010


La eterna polémica sobre la muerte de Mozart.













Tema inacabable, ahora adosado de argumentos médicos y científicos.


Ver el enlace más abajo, del New York Times.

http://www.nytimes.com/2010/08/25/arts/music/25death.html?_r=0

jueves, 19 de agosto de 2010

Almuerzo cultural: Woody Allen.

Estimados amigos,

Este jueves de almuerzo cultural volvemos los ojos una vez más al cine, para ver una obra pequeña de uno de los grandes directores de nuestro tiempo: Woody Allen, nacido en 1935.

Woody Allen.

El nombre Woody Allen trae a la memoria algunas de las mejores obras de la cinematografía de finales del siglo XX en los Estados Unidos, vinculadas muy especialmente a la ciudad de Nueva York.  La crítica lo sitúa como el “cómico más genial del cine actual” (el contrapunto sería nada menos que Chaplin, respecto al cine de los comienzos).

Recientemente, sus películas se ruedan en Europa y han tomado un matiz claramente internacional que comienza a caracterizar su arte.  Woody Allen es director, guionista, actor y músico de jazz.  Se ha afincado en Europa para alejarse de ciertas situaciones personales que han empañado la vida de recluso ilustrado que le gustaba vivir en su querida Manhattan.

El nombre civil de Woody Allen es Allan Stewart Königsberg.  Nació en Brooklyn y es judío por los cuatro costados (sus orígenes son ruso-austríacos).  Este rasgo cultural ha sido utilizado de manera muy particular por el artista para configurar el tono de muchas de sus obras, así como para caracterizar al personaje que con frecuencia representa él mismo en sus películas.

Su afición al cine se desarrolló de modo inevitable desde su misma infancia:

Crecí viendo películas.  Por entonces vivía en Brooklyn, que está a unos cuarenta y cinco minutos de Manhattan en tren.  En mis primeros años, para mí eran más accesibles las películas que el teatro.  Entonces no había televisión, de manera que la afición al cine nació pronto y ya desde mi niñez me encantaba ir al cine a ver películas.  Estoy hablando de cuando tenía cinco años de edad..., seis, siete, ocho, nueve, diez...  Veía películas todo el tiempo, constantemente.
(http://www.freewebs.com/woodyallenweb/)

Tímido, feo, esmirriado, solitario e introvertido, pero dueño de una enorme inteligencia y un humor fino y punzante (incluso cínico y demoledor), Woody Allen empezó su carrera como comediante a los 16 años.  A los 17 adoptó el seudónimo de Woody Allen para hacer su personaje más fácil de promocionar y recordar en el mundo de la farándula.

Aprendió de niño a tocar el violín y luego el saxofón y el clarinete, instrumento que se dedicó a interpretar regularmente en público, junto a la banda The New Orleans Jazz Band, en locales públicos como bares y restaurantes de Manhattan.

Estudió un semestre de cine en NYU, pero se retiró poco motivado por los resultados.  Uno de sus profesores le dijo por ese entonces:

No eres material de universidad. Creo que tendrías que recibir ayuda psiquiátrica, porque me parece que no tendrás mucha suerte para encontrar trabajo.
(http://www.freewebs.com/woodyallenweb/)

Ese profesor se equivocó sólo parcialmente, ya que, no obstante su éxito como artista, Allen ve a su psiquiatra de modo cotidiano desde los veinticuatro años.

Filmografía y premios.

Su filmografía es extensa y muy distinguida.  Woody filma aproximadamente una película al año y lo hace metódica y diligentemente. Sus películas son:

What's new, Pussy Cat? (1967).
- nominada al Premio a la mejor comedia escrita, Writers Guild of America, USA.

Take the Money and Run (1968).
- nominada al Premio a la mejor comedia escrita para cine, Writers Guild of America, USA.

Bananas (1971).
- nominada al Premio a la mejor comedia escrita para cine, Writers Guild of America, USA.

Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar (1972).

Sleeper (1973).
- nominada al Premio a la mejor comedia escrita para cine, Writers Guild of America, USA.

Love and Death o La última noche de Boris Grushenko (1975).
- ganadora del Premio UNICRIT, Festival de Berlín.
- nominada al Oso de oro, Festival de Berlín.

Annie Hall (1977).
- ganadora del Óscar al mejor guión.
- ganadora del Óscar al mejor director.
- nominado al Óscar al mejor actor principal.
- nominada al Globo de oro al mejor guión.
- nominada al Globo de oro al mejor actor.
- nominada al Globo de oro al mejor director.
- ganadora del Premio al Logro como Director, Director’s Guild of America, USA.
- ganadora del BAFTA Award por el mejor guión.
- ganadora del BAFTA Award por el mejor director.
- nominada al BAFTA Award por el mejor actor.
- ganadora mejor película no europea, Premio Bodil.
- nominada al César, mejor película extranjera, Francia.
- ganadora del Premio de la Asociación de Críticos de Los Ángeles al mejor guión.
- ganadora del Premio a la mejor comedia escrita para cine, Writers Guild of America, USA.

Interiores (1978).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- nominada al Óscar al mejor director.
- nominada al Globo de oro al mejor guión.
- nominada al Globo de oro al mejor director.
- nominada al Premio al mejor drama escrito para cine, Writers Guild of America, USA.

Manhattan (1979).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- ganadora del Premio al Logro como Director, Director’s Guild of America, USA.
- ganadora del BAFTA Award por el mejor guión.
- nominada al BAFTA Award por el mejor director.
- nominada al BAFTA Award por el mejor actor.
- ganadora mejor película no europea, Premio Bodil.
- ganadora del César, mejor película extranjera, Francia.
- nominada al Premio a la mejor comedia escrita para cine, Writers Guild of America, USA.

Memorias de un seductor (1980).
- nominada al Premio a la mejor comedia escrita para cine, Writers Guild of America, USA.

Comedia sexual de una noche de verano (1982).

Zelig (1983).
- nominada al Globo de oro al mejor actor.
- nominada al Globo de oro al mejor director.
- ganadora del BAFTA Award por el mejor guión.
- ganadora mejor película no europea, Premio Bodil.
- ganadora del David di Donatello, mejor película extranjera, Italia.
- nominada al Premio a la mejor comedia escrita para cine, Writers Guild of America, USA.

Broadway Danny Rose (1984).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- nominada al Óscar al mejor director.
- ganadora del BAFTA Award por el mejor guión.
- ganadora del Premio a la mejor guión, Writers Guild of America, USA.

La rosa púrpura de El Cairo (1985).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- ganadora del Globo de oro al mejor guión.
- ganadora del BAFTA Award por la mejor película.
- ganadora del BAFTA Award por el mejor guión.
- ganadora del President’s Award, Academia de Ciencia Ficción y Fantasía, USA.
- ganadora, Premio FIPRESCI, Festival de Cannes.
- ganadora mejor película no europea, Premio Bodil.
- ganadora del César, mejor película extranjera, Francia.
- ganadora del David di Donatello, mejor película extranjera, Italia.
- ganadora del Premio del Sindicato Francés de Críticos de Cine.
- nominada al Premio a la mejor guión, Writers Guild of America, USA.

Hanna y sus hermanas (1986).
- ganadora del Óscar al mejor guión
- nominada al Óscar al mejor director.
- nominada al Globo de oro al mejor guión.
- nominada al Globo de oro al mejor director.
- ganadora del Premio al Logro como Director, Director’s Guild of America, USA.
- ganadora del American Comedy Award, Academia de Premios a la Comedia, USA.
- ganadora del BAFTA Award por el mejor director.
- ganadora del BAFTA Award por el mejor guión.
- nominada al BAFTA Award por la mejor película.
- nominada al BAFTA Award por el mejor actor.
- ganadora mejor película no europea, Premio Bodil.
- nominada al César, mejor película extranjera, Francia.
- ganadora del David di Donatello, mejor película extranjera, Italia.
- ganadora del Premio del Sindicato Francés de Críticos de Cine.
- ganadora del Premio del Círculo de Críticos de Cine de Londres al mejor guión
- ganadora del Premio de la Asociación de Críticos de Los Ángeles al mejor guión.
- ganadora del Premio a la mejor guión, Writers Guild of America, USA.

Días de radio (1987).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- nominada al BAFTA Award por la mejor película.
- nominada al BAFTA Award por el mejor guión.
- nominada al Premio a la mejor comedia escrita para cine, Writers Guild of America, USA.

Septiembre (1987).

Otra mujer (1988).

Edipo en ruinas, de Historias de Nueva York (1989).

Crímenes y pecados (1989).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- ganadora del Premio al Logro como Director, Director’s Guild of America, USA.
- nominada al BAFTA Award por el mejor película.
- nominada al BAFTA Award por el mejor director.
- nominada al BAFTA Award por el mejor guión.
- nominada al Premio Edgar Allan Poe a la mejor película, USA.
- ganadora del David di Donatello, mejor película extranjera, Italia.
- ganadora del Premio del Círculo de Críticos de Cine de Londres al mejor guión.
- ganadora del Premio del Círculo de Críticos de Cine de Londres al mejor director.
- ganadora del Premio a la mejor guión, Writers Guild of America, USA.

Alice (1990).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- nominada al César, mejor película extranjera, Francia.
- nominada al Premio a la mejor guión, Writers Guild of America, USA.

Sombras y niebla (1991).

Maridos y mujeres (1992).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- ganadora del BAFTA Award por el mejor guión.
- nominada al César, mejor película extranjera, Francia.
- nominada al Premio a la mejor guión, Writers Guild of America, USA.

Un misterioso asesinato en Manhattan (1993).
- nominada al César, mejor película extranjera, Francia.

Disparos sobre Broadway (1994).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- nominada al Óscar al mejor director.
- nominada al BAFTA Award por el mejor guión.
- nominada al Premio a la mejor guión, Writers Guild of America, USA.

Poderosa Afrodita (1995).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- ganadora mejor película de autor, Premio Butaca.
- nominada al Premio a la mejor guión, Writers Guild of America, USA.

Todos dice “te quiero” (1996).
- ganadora mejor película de autor, Premio Butaca.
- nominada al César, mejor película extranjera, Francia.
- nominada al European Films Award por película extranjera.

Deconstructing Harry (1997).
- nominada al Óscar al mejor guión.
- ganadora mejor película de autor, Premio Butaca.
- nominada al European Films Award por película extranjera.

Celebrity (1998).

Dulce y melancólico (1999).

Ladrones de medio pelo (2000).

La maldición del escorpión de jade (2001).
- ganadora del Premio Gran Angular a la mejor película, Festival de Sitges, Cataluña.

Hollywood Ending (2002).

La vida y todo lo demás (2003).

Melinda y Melinda (2004.

Match Point (2005).
- ganadora del Premio a la mejor película, ADIRCAE Awards
- nominada al Óscar al mejor guión.
- nominada al Globo de oro al mejor guión.
- nominada al Globo de oro al mejor director.
- nominada al César, mejor película extranjera, Francia.
- ganadora del David di Donatello, mejor película extranjera, Italia.
- ganadora del Goya, mejor película europea, España.
- nominada al Premio Edgar Allan Poe a la mejor película, USA.
- nominada al Premio a la mejor guión, Writers Guild of America, USA.

Scoop (2006).
- nominada al Goya, mejor película europea, España.

El sueño de Casandra (2007).

Vicky Cristina Barcelona (2008).
- nominada a mejor película americana, Premio Bodil.
- nominada al Premio a la mejor guión, Writers Guild of America, USA.

Whatever Works (2009).

You Will Meet a Tall Dark Stranger (2010).

Medianoche en París (en filmación).


Comenzó a adquirir relevancia como actor en 1960, con What's new, Pussy Cat?  En 1968 rodó la primera película escrita y dirigida por él, Take the Money and Run, en la que actúa como un incompetente ladrón.  La película resultó ser un éxito de público y catapultó la carrera de Allen en el cine.

Conforme avanzó en su carrera, especialmente a partir de 1975, Woody logró control absoluto sobre sus películas, lo que aprovechó al máximo para desarrollar un estilo característico que –aunque no enteramente popular– le creó una legión de admiradores que le ha sido fiel a través de los años. Sus fans no son el típico americano, que prefiere la comedia liviana de Adam Sandler y las películas de acción de Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger, sino el tipo más intelectual de Nueva York, Boston y Chicago que busca sustancia en su entretenimiento.

En 1977 filmó Annie Hall, considerada por los críticos como la mejor comedia de la historia del cine y con la cual obtuvo su primer premio Óscar.

A partir de ese momento y por los próximos 25 años, la mayoría de sus películas se ambientan en Manhattan, con tramas, personajes y lenguaje que son típicos de esa ciudad y de ese verdadero microcosmos contemporáneo.  Aunque la mayoría de sus obras se relacionan con la comedia, esa relación no es unívoca ni exclusiva. Obras como Hanna y sus hermanas o Interiores contienen una clara vocación dramática y en ellas se manifiesta su admiración por el director sueco Ingmar Bergman (1918-2007) y otros cineastas europeos (Federico Fellini (1920-1993), por ejemplo), lo cual sirvió para despertar la curiosidad de una parte importante del público estadounidense por estos artistas.

El sustrato de las obras de Woody Allen es siempre el mismo: una crítica mordaz a la sociedad, el consumismo y la ambivalencia de la moral imperante.

En sus farsas no deja títere con cabeza; todo pasa desordenadamente por la criba crítica y amarga de Allen, a través de gags personales que oscilan entre la genialidad y el tópico, la exageración y el mal gusto. (…) Con todo, en algunos golpes de humor –cuando utiliza medios exclusivamente fílmicos– se muestra antológico
(Caparrós, José Ma.  100 grandes directores de cine.  Alianza Editorial. Madrid,1995.  pp. 11-12)

En sus obras la fotografía es hermosa y cuidadosamente planeada.  Como dice Víctor Flury:

Hay una maestría en los planos, los ángulos, la duración de las secuencias, las sutilezas de un diálogo informal, la nostalgia de un jazz apenas viejo y de un piano que suma breves notas para el resultado seductor, que uno queda boquiabierto. Y ni un golde de efecto, ni la mínima apelación a lo sensiblero
(Flury, Víctor.  Días de cine.  Hipocampo.  San José, 2002.  pp. 37-38).

Los protagonistas de las películas de Allen son escogidos por su valor como actores, no por su poder recaudador en las taquillas (según la crítica, una vez que éstos son escogidos –lo cual resulta de un proceso cuidadoso– Woody deja que ellos sean lo que quieren ser, lo que beneficia invariablemente el producto final).  A raíz de ello, todos los grandes actores desean trabajar o ya lo han hecho con Woody.  En tal sentido, sus películas son como un trofeo personal para ellos; esto es, un punto importante del currículum.

Por otra parte, los diálogos son siempre inteligentes, finamente escogidos con la evidente intención de comunicar con toda precisión un estado emocional, una reflexión filosófica sobre la vida o una crítica sagaz sobre la naturaleza humana y las relaciones sociales.  Los argumentos, aunque exagerados, explotan lo cotidiano; es decir, la realidad en la que nos desenvolvemos, sea en Nueva York u otros ambientes.

En tanto defensor del cine de fondo, Woody Allen desprecia la técnica per se que se olvida de comunicar algo más que emociones epidérmicas.

Ciertamente nunca fui alguien que en su juventud tuviera una cámara.  Y hasta la fecha, la tecnología no podría interesarme menos.  Por lo que a mí concierne, todos los avances tecnológicos que se han producido en la industria cinematográfica únicamente tienen valor en la medida en que permiten contar una historia con más eficacia.  Aunque hoy en día se estrenan muchos filmes que entusiasman a la gente sobre todo por los alardes técnicos y el espectáculo que plantean, tanto así que la técnica acaba convirtiéndose en el contenido principal del filme, y en su objetivo mismo.  Me quita todas las ganas. Sencillamente no me interesa.
(http://www.freewebs.com/woodyallenweb/)

En 1979 filma Manhattan, en blanco y negro, que lo consagra como gran director y le da reconocimiento internacional.

Su vida artística y la personal siempre han estado entrelazadas. Es característico que, en sus obras clásicas de nueva York, siempre encontremos una “musa”: Louise Lasser y Diane Keaton, inicialmente, y Mia Farrow, luego.

En 1995 lo distinguieron con el León de Oro, un premio en su trayectoria fílmica en el Festival de Cine de Venecia, uno de los mpas importantes del mundo.  En 1996 recibió un premio similar del Directors Guild of America.  En 2002 recibió la Palma de las Palmas (Palme des Palmes) en el Festival de Cannes, por su carrera cinematográfica (el único otro premiado de este tipo fue Ingmar Bergman, el mítico director sueco).  Ese mismo año le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.  Hay, además, una estatua en su honor, de tamaño natural, en el centro de la ciudad de Oviedo, en España.

Desde 2005 filma en Europa, donde ha sido aclamado por la crítica de manera unánime, lo cual no deja de ser un importante cumplido a su obra.

Edipo en ruinas (Edipo reprimido).

Oedipus Wrecks es una de los tres cortos que componen Historias de Nueva York, que es un proyecto interesante de los productores Jack Rollins (1915-) y Charles H. Joffé (1929-2008), ligados desde los 70s a la obra de Allen.  En él el director comparte honores con Martin Scorsese (1942-), autor de una película corta llamada Apuntes al natural; y, Francis Ford Coppola (1939-), autor de la película corta La vida sin Zoë.

Edipo en ruinas no es la mejor obra de Woody Allen pero, dadas las limitaciones de tiempo del Almuerzo cultural, contiene todos los elementos que caracterizan la obra de este autor, de manera que podemos hablar de un producto que es Woody Allen en un 100%.

La película condensa singulares del cine de Woody Allen: (i) un diálogo fino, salpicado de frases graciosas, aunque no exentas del tono dramático del personaje original de los griegos; (ii) un personaje (Sheldon, el hijo) que estereotipa al anti-héroe en lo absurdo de su situación, la cual incluye visitas frecuentes al psiquiatra relacionadas con su relación hijo-madre y sus aspiraciones de amor convencional; (iii) una narración sucinta en un clima de comedia disparatada; y, (iv) como siempre, relaciones de pareja imposibles entre los protagonistas.

La trama gira en torno a la influencia desproporcionada que la madre ejerce sobre Sheldon, el personaje encarnado por Allen, que es un ser atormentado e insignificante que no logra deshacerse de su papel de hijo.  El tema –relacionado con el famoso “complejo de Edipo”– conlleva elementos de psicoanálisis, sociología y sexo, todos favoritos de Allen.  La madre desaparece por arte de magia y luego reaparece como la conciencia humillante del Sheldon (una especie de deidad o ente suprahumano), que controla el destino de su hijo de modo paródico y obsesivo.

Como recordarán, según el psicoanálisis el complejo de Edipo se refiere a una trama muy compleja de emociones y sentimientos infantiles que se caracterizan por la presencia simultánea y ambivalente de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores.  Por un lado, hay un deseo inconsciente de mantener una relación sexual (incestuosa) con el progenitor del sexo opuesto, mientras que, por el otro, hay un deseo también inconsciente de eliminar al padre del mismo sexo (parricidio).  La saga del héroe griego Edipo sirve de arquetipo para explicar este fenómeno y la tragedia Edipo rey (c. 430 a.C.), de Sófocles (496-406 a.C.), es la obra referencial en materia literaria para documentar el problema.

Woody Allen no pretende en modo alguno repetir la trágica versión del Edipo rey, aunque su versión se basa libremente en ese drama.  Algo similar intentó con la película de largo metraje Poderosa Afrodita.

Las referencias de Allen a los mitos clásicos, que a su vez están en la raíz de la cultura occidental y del psicoanálisis (uno de sus subproductos), no son fortuitas.  Como otras formas artísticas, el cine también se nutre de esas raíces para expresarse, particularmente en manos de los directores más sensibles e inteligentes. Esas referencias son la base de la actividad cotidiana; es decir, explican la forma en la que valoramos la vida, actuamos ordinariamente y reaccionamos a los acontecimientos.  Podemos identificarlas como el destino, la Providencia o el capricho de Dios, pero en última instancia son nuestro sustrato, la raíz de la que venimos.

[Woody Allen] recurre al azar de los encuentros, a ese capricho de lo casual que quizá sea el disfraz del destino. Porque, quién sabe, acaso no seamos juzgados por la empresa voluntaria o el gesto vocacional, sino por la diaria respuesta a los dioses momentáneos y ocasionales que vienen a tentarnos
(Flury, Víctor. Op.Cit. p. 38).

Por otra parte, el director toma los acentos judíos que corresponden a su propio origen, al ambiente yiddish que transpira la película, a la profesión de abogado del personaje de Sheldon, al psicoanálisis como actividad profesional y como explicación de la vida, y a la compleja relación madre-hijo que se da en el judaísmo de Brooklyn, para conjuntar una obra que es a la vez graciosa, inquietante y probablemente autobiográfica.

* * * * *

Ver las películas de Woody Allen siempre es estimulante. Los esperamos.

Saludos,

Carlos.

jueves, 12 de agosto de 2010

Almuerzo cultural: Música del Post-Romanticismo.

Estimados amigos,

Este jueves de almuerzo cultural vamos a explorar dos obras musicales del llamado post-romanticismo; es decir, dos obras de la tradición sinfónica de los albores del siglo XX: Así habló Zaratustra, de Richard Strauss (1864-1949), y Los planetas, de Gustav Holst (1874-1934). Para entenderlas en su contexto, algunas referencias son necesarias; en lo fundamental, hay que decir que el post-romanticismo no puede ser entendido sin hacer referencia al romanticismo, por lo que es apropiado hacer una pequeña introducción a las obras en relación con ambos movimientos artísticos.

El romanticismo y el post-romanticismo en la música.

El romanticismo es el movimiento artístico que ocupa la mayor parte del siglo XIX.  Se caracteriza por hacer referencia constante a la emoción, el sentimiento y la intuición como fuente de la realidad humana.  Es una reacción al clasicismo, que pretendía reducir todo a la razón, mendiante fórmulas fijas y preestablecidas.  El movimiento romántico se manifestó en todas las formas culturales de la época: las artes, la literatura, la filosofía y hasta el derecho.  En el caso de la música, durante el romanticismo fue frecuente que las obras fueran la representación musical de obras literarias, en lugar de obras abstractas de música pura (como las sinfonías de W.A. Mozart (____-____), por ejemplo).  Fue así como surgió la figura del “poema sinfónico”, que –como recordarán– vimos en una ocasión anterior a raíz de la presentación de Fantasía 2000.

Estas referencias a obras literarias dieron lugar a una diversidad de fórmulas y presentaciones que permitieron (i) un amplio desarrollo de la música (en especial de la ópera y las canciones o lieder); (ii) un extraordinario crecimiento de la orquesta sinfónica (que pasó de unos 25 miembros a más de 100), y, (iii) muy especialmente, el énfasis de buena parte de la producción musical de ese tiempo en el virtuosismo, en manos de artistas como Niccolò Paganini (1782-1840) y Franz Liszt (1811-1886), entre muchos otros.

Igualmente, durante el romanticismo se dio la incorporación de las corrientes nacionalistas a la música culta, como expresión del espíritu nacional (Volksgeist) de cada país. Así, la música dejó de estar sujeta a formas preestablecidas, para ser más libre, compleja y, en ocasiones, incluso caótica. Recuérdese que es la época de las revoluciones políticas y artísticas, cuando la música salió de los palacios para ingresar a los salones públicos e incluso a las casas particulares de los burgueses.

En la raíz del romanticismo tenemos esencialmente a la poesía. Todos los dramas principales de los grandes poetas europeos, como William Shakespeare (1564-1616), Johann W. Goethe (1749-1832), Friedrich Schiller (1759-1805) y Lord Byron (1788-1824), fueron llevados a la música durante el romanticismo. Obras pequeñas, como los llamados nocturnos para piano –piénsese, por ejemplo, en Frédéric Chopin (1819-1849)–, que concentran enormes cantidades de poesía, fueron ejemplos típicos de música del romanticismo (que no es necesariamente lo mismo que música romántica, como la entienden algunos). Estas obras pequeñas fueron el equivalente a los versos de poetas del romanticismo como Bécquer (1836-1870) y Keats (1795-1821).

En el post-romanticismo (principios del siglo XX), se siguen los principios románticos, pero la música se vuelve aún más compleja y exuberante. Los tiempos de ejecución son más largos y las orquestas crecen incluso más, alcanzando a veces números exorbitantes (la Octava sinfonía de Gustav Mahler (1860-1911), por ejemplo, requiere más de 800 intérpretes).  Los sentimientos reflejados por las obras apuntan a la desazón y la melancolía, producto de las corrientes filosóficas prevalecientes, como el nihilismo de Friedrich Nietzsche (1844-1900) y el existencialismo que apenas comenzaba a desarrollarse.  El romanticismo estaba en crisis, como lo estaba todo el sistema político europeo, que se encaminaba hacia las dos guerras mundiales.

Como resultado de esta crisis, cuando el hombre dejó de creer en la razón, el orden e incluso la bondad de sus sentimientos, los principios románticos se rompieron definitivamente y se dio una nueva revolución creativa, con la obra de músicos que inicialmente partieron de sus principios post-románticos para acabar en otras tendencias artísticas.  Así, por ejemplo, Igor Stravinsky (1882-1971) exploró un amplio rango de posibilidades, desde lo salvaje y primario hasta lo neoclásico; Arnold Schönberg (1874-1951) inventó el dodecafonismo (arreglos de música a partir del reordenamiento de las 12 notas cromáticas); y, Béla Bartók (1881-1945) recurrió a los elementos nacionalistas para introducir lenguajes más básicos e innovadores.  Algunos pocos, como Richard Strauss y Gustav Holst (los invitados de hoy), mantuvieron las tendencias románticas en sus obras llevándolas al extremo de sus posibilidades.

Hoy día, quizá sólo la música cinematográfica mantiene en vigencia los principios románticos; eso sí, con menores pretensiones artísticas y, en todo caso, con variables resultados en cuanto a la calidad del producto.

Richard Strauss y Así habló Zaratustra.

El compositor alemán Richard Strauss fue hijo de un músico profesional y se inició como niño prodigio de la música. Durante su vida fue objeto de un enorme respeto de sus contemporáneos. Tuvo una gran influencia sobre toda la actividad artística de su tiempo, incluso en tiempos de la Alemania nazi, aunque su actividad tuvo poco que ver con la ideología fascista.

El poema sinfónico Así habló Zaratustra (1896) es de corte heroico.  Se basa en la obra del mismo título del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, escrita entre 1883 y 1885, que habla sobre las supuestas enseñanzas del profeta Zaratustra (el antiguo Zoroastro de los persas, ____), que anuncia la muerte de Dios y el advenimiento del Superhombre (Übermensch), quien establece su preeminencia gracias a la voluntad del poder.

De acuerdo con la obra de Nietzsche, Zaratustra es un ermitaño que se ha alejado del mundo para meditar sobre el verdadero significado de la vida humana.  Cuando se siente listo, decide volver para anunciar la buena nueva, como una especie de ángel o profeta bíblico.  Sin embargo, esa noticia no tiene que ver con Dios, sino con un hombre superior, que no requiere ya de Dios para sobrevivir.  Lo que anuncia es que ya no hay límites morales a la actividad humana (límites que, en su opinión, propician la mediocridad y cuya raíz es religiosa; es decir, irracional). Ese hombre liberado se convierte así en “Superhombre”, ya que no tiene más ataduras a su juicio crítico y, gracias a la voluntad de poder, puede buscar la verdad como fin último de su existencia.  Está –como dice el filósofo– “más allá del bien y del mal”.

El planteamiento fue ciertamente revolucionario y tuvo profundos efectos sobre el pensamiento europeo, aunque no fue más que consecuencia de una evolución del pensamiento filosófico que venía desde el Renacimiento hasta entonces. Fue, sin embargo, deformado y sacado de contexto por grupos políticos oportunistas, como los nazis, para justificar toda clase de atropellos a la dignidad del hombre.

La música de la obra que escucharemos es famosa por su adaptación al cine y la televisión. La introducción de la pieza se popularizó gracias a la película 2001: Una odisea del espacio, de Stanley Kubrick (1928-1999), en una secuencia que es impactante a la vez que hermosa. Estoy seguro que la reconocerán al instante.

La versión que escucharemos corresponde a la Filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert von Karajan (1908-1989), quien fue uno de los más grandes intérpretes de Strauss, apoyado en el virtuosismo de su orquesta, que él mismo se encargó de desarrollar durnte muchos años, hasta alcanzar niveles superlativos. Es una interpretación que tuvo lugar durante el concierto inaugural de temporada de la Philharmonie (la sede de la Filarmónica) en 1987, cuando se celebraba el aniversario 750 de la ciudad de Berlín.

Gustav Holst y Los planetas.

El compositor inglés Gustav Holst (originariamente, Gustavus Theodore von Holst) nació en Inglaterra de ascendencia lituana, sueca y española.

Los Planetas (The Planets) data de 1916 y es su trabajo más conocido. Se basa en las meditaciones astrológicas del compositor sobre cómo los astros influyen sobre el espíritu humano ("las siete influencias del destino y los componentes de nuestro espíritu"). La obra está dividida en siete partes, una por cada planeta conocido del horóscopo y por su correspondiente deidad latina:

- Marte, el portador de la guerra.
- Venus, el portador de la paz.
- Mercurio, el mensajero alado.
- Júpiter, el portador de la alegría.
- Saturno, el portador de la vejez.
- Urano, el mago.
- Neptuno, el místico.

La obra tiene importantes influencias de varios compositores de la época, como Claude Debussy (1862-1918), Richard Strauss, Igor Stravinsky, Edward Elgar (1857-1934) y Arnold Schönberg, aunque ello no obsta para su celebridad.  Los reto a escuchar la parte dedicada por el compositor al planeta Júpiter y evitar sucumbir a la conmoción interna que causa su suprema belleza.  No van a lograrlo.

Los planetas es presentado por la Orquesta de Filadelfia, dirigida por el húngaro Eugene Ormandy (1899-1985), en una grabación de 1977.  El sonido de esta orquesta en tiempos de Ormandy era muy especial, al extremo de que se hablaba con toda justicia de "the Philadelphia Sound".  No en balde Ormandy fue el director principal de la orquesta de 1938 a 1980, en lo que probablemente es la relación más larga entre una orquesta sinfónica y su director.  Una obra como Los planetas requiere intérpretes de enorme virtuosismo; este es, justamente, el caso de esta grabación.

* * * * *

El programa es bueno. No se lo pierdan.

Saludos,

Carlos.

jueves, 5 de agosto de 2010

Almuerzo cultural: Don Quijote de La Mancha

Estimados amigos,

El Quijote es una obra hermosa y muy querida. Para muchos es la gran novela del mundo. En general, se considera a don Miguel de Cervantes (1547-1616), su autor, como el más grande escritor de la lengua española y uno de los mayores del mundo.

¿Quién no ha disfrutado los pasajes de esta obra, se ha reído con las aventuras de Don Quijote y Sancho, se ha conmovido por los resultados de muchas de las incursiones del caballero por los paisajes de España? ¿Quién no ha disfrutado de los bellos grabados del francés Gustave Doré (1832-1883), que es usual encontrar en las múltiples ediciones de la obra desde 1863.

¿Cuánto se puede decir en una sesión del almuerzo cultural sobre un clásico del arte de todos los tiempos? Evidentemente, sólo es posible darle una pincelada. Sin embargo, a pesar de esa limitación, esta es una visita obligada que proporcionará placer e invitará a cada cual a profundizar por sus medios en el tema.

Personajes y ambientación.

El título, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, es ya, de por sí, un gran resumen de lo luego expondrá Cervantes en las dos partes de la novela, con una riqueza y profundidad hasta hora inigualables: un personaje, llamado “Don Quijote”, quien se define como hidalgo (noble empobrecido, hijo de alguien que tenía algún valor en el escalafón social), cuya personalidad es inventiva y ocurrente (de allí el calificativo de “ingenioso”), originario de La Mancha, en el siglo XVII (por lo tanto, castellano de origen, aunque personaje para la eternidad, como luego lo prueba la difusión de la obra), se da a la tarea de llevar a la práctica el ideal de vida de los caballeros andantes, figura medieval hace mucho desaparecida del entorno europeo.

Don Quijote es un hombre alto, flaco, de rostro delgado, ya entrado en años (bastante mayor, por lo tanto, a la edad que corresponde a un caballero andante); de vida monótona, dedicada fundamentalmente a la lectura de los libros de caballería y a la discusión de esos temas con el cura y el barbero de su pueblo. Padece de insomnio, lo que le da más tiempo aún para leer. Tiene algunas tierras, no muy productivas, que ha vendido con el tiempo a pedazos, para comprar y atesorar aquello que más dicha le proporciona: los libros.

Poco a poco, su obsesión por la lectura de este género literario le lleva a la pérdida de su cordura. Su ideal es –como se dijo– la vida de los caballeros, dedicados a la búsqueda del bien y la justicia, como una especie de “Santo Grial”, que es capaz de orientar todas sus acciones.

La obra plantea la lucha constante entre la realidad y lo que el personaje cree. Don Quijote no sabe distinguir entre lo real y lo ficticio. Confunde situaciones, como si viviera en un sueño, dominado por su obsesión por la caballería. Está, como dice la novela, “(…) rematando ya su juicio”.

Armado de implementos antiguos, que pertenecieron a sus bisabuelos en el siglo anterior (época de los llamados Reyes católicos, sale a recorrer el mundo, causando el asombro y la hilaridad de quienes se lo encuentran.  De manera significativa, protege su cabeza con un yelmo roto, que da cuenta de su condición mental.  El resto de la armadura es reparado con cartones (¡!) para constituir un armamento más que débil, como lo es la condición de ese mundo que Don Quijote desea revivir.

Como caballero, se hace de un animal que no es más que un jamelgo viejo, flaco y de poco valor. Sin embargo, para él Rocinante está a la altura de Bucéfalo, Babieca o incluso Pegaso.

"(…) cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría (…) y así después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante, nombre a su parecer alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo."

En cuanto a él mismo, tardó ocho días para elegir su nombre. Así, le pareció que el nombre Don Quijote denotaba prestigio y señorío (“Don”, viene del latín dominus que significa “señor”) y con el término “Quijote” conservó la raíz de su apellido: Quijano, con un sufijo “ote” que tiene un dejo si se quiere humorístico, aunque se tratara, tal vez, de un homenaje a los nombres de otros caballeros de la leyenda, como Lanzarote, su héroe favorito.  Con el topónimo: “de la Mancha”, imitó la costumbre medieval de hacer referencia a un apelativo geográfico que correspondiera a la procedencia del personaje o a la tierra de sus aventuras, como sucedía con otros héroes de su panteón particular; por ejemplo, el Amadís de Gaula, al que menciona con frecuencia en la obra.

Tenemos, además, su antítesis y compañero, personificación de un realismo ingenuo y materialista –puede decirse, de corte duro–, que es su escudero, Sancho Panza, campesino y hombre sencillo que, en razón de su origen y ocupaciones, es el típico hombre que llama “al pan, pan y al vino, vino”, y que sólo acompaña al caballero un poco para protegerlo, otro poco para ganarse la vida en un mundo que de por sí es difícil y no ofrece muchas oportunidades a personas como él, y, en cierta medida, también ilusionado, en un proceso paulatino de idealización que se aprecia en la obra, con el mundo fantástico que pinta el personaje del Quijote, particularmente en relación con la idea de una ínsula que él podría –y llega en algún momento– a gobernar, con cierto buen juicio y donaire.

Finalmente, Don Quijote se hace de una amada que, como la Beatriz del Dante, recoge todo lo bueno del mundo en un ser que este caballero aspira a honrar y, tal vez, alcanzar.  Su amada, Dulcinea del Toboso, es parte primordial del ideal caballeresco que intenta revivir: una verdadera razón de ser, aunque en la vida real no sea más que la exaltación hiperbólica de una campesina más bien ordinaria que Alonso Quijano conoce, llamada Aldonza Lorenzo.

Contexto.

El Quijote se escribió en uno de los períodos artísticos más brillantes de la historia de España y, probablemente, del mundo. El gran Imperio español era el escenario del llamado “Siglo de Oro”, en el que convivían Lope de Rueda (1510-1565), Luis de Góngora (1561-1627), Lope de Vega (1562-1635), Francisco de Quevedo (1580-1645) y Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), entre muchos otros.

La obra muestra un panorama completo de la vida española durante la época, visto desde la óptica de Cervantes, con personajes de todas las clases sociales, representantes de las diversas ocupaciones entonces en boga, así como cuadros que abarcan las costumbres y los credos, tanto religiosos como populares, de esa sociedad.

Se dice que Cervantes contrastó en ese mosaico lo subjetivo con lo objetivo, lo ideal con lo real, lo sublime con lo grotesco, la sabiduría culta con la sabiduría popular.

Importancia de la obra.

No es posible hacer un resumen de un libro que, en cualquier caso, es inagotable. Conviene, eso sí, a manera de introducción, hacer algunas consideraciones sobre su importancia:

Todo lo que sucede en la obra es el contraste entre el mundo real y lo que el personaje de Don Quijote transforma según su circunstancia. Como el realismo mágico de los escritores latinoamericanos, Cervantes muestra una realidad que se trastoca momento a momento para ilustrar las aventuras de su caballero alucinado.
Pese a su locura, Don Quijote es acreedor a una dignidad que se nos hace entrañable. Es el “caballero de la triste figura” un nombre ridículo que, sin embargo, tiene cierto pathos de decoro que es innegable. Así, aunque algunos lo encuentran divertido, pues le suceden toca clase de desastres que llaman a la hilaridad, cada vez que el personaje actúa motivado por su bondad natural y su deseo de “desfacer agravios” y ayudar a los más necesitados, esas mismas aventuras encierran un significado mucho más profundo que retratan los dilemas constantes del ser humano.

Sobre la significación de la obra no se puede decir suficiente. La novela es especialmente buena porque nos muestra, por lo demás con gran colorido y riqueza, los rasgos distintivos de la condición humana; esto es, aquellos rasgos, buenos y malos, que conviven en nosotros. Esto es importante porque, además, El Quijote fue la primera obra que hizo esto con ese nivel de complejidad en toda la historia de la literatura.

Algunos testigos calificados opinan al respecto:

· El escritor ruso Iván Turgénev (1818-1883) escribió un ensayo llamado Hamlet y Don Quijote en el que confronta a los dos personajes como arquetipos humanos antagónicos: uno es el ser extrovertido, que actúa como impulsos, aunque sea para enfrentar molinos de viento; mientras que el otro es el ser ensimismado y reflexivo, que por su misma naturaleza no actúa mientras resuelve (sin lograrlo) los grandes dilemas de la existencia.

· Para W.H. Auden (1907-1973), Don Quijote es prácticamente un santo, según los ideales del cristianismo. De hecho, este autor consideraba a la pareja Don Quijote-Sancho como la mejor amalgama de la literatura entre espíritu y naturaleza, en una relación de “projimidad cristiana”.

· Fiodor Dostoyevski (1821-1881) llegó incluso a comparar a Don Quijote con Jesucristo, pues, según este escritor “de todas las figuras de hombres buenos en la literatura cristiana, sin duda, la más perfecta es Don Quijote”. Del mismo modo, Gógol (1809-1852), Pushkin (1799-1837) y Tolstói (1828-1910) vieron en él un héroe de la bondad extrema que se alza contra la maldad del mundo.

· Según Chateaubriand (1768-1848), autor de El genio del cristianismo, Don Quijote sería, de acuerdo con los ideales cristianos, el más noble, el más valiente, el más amable y el menos loco de los mortales.

· Para los nacionalistas, como Herder (1744-1803), Taine (1828-1893) y Carlyle (1795-1881), El Quijote refleja los rasgos de su país de origen como parte del espíritu de su pueblo (Volksgeist).  Así, Don Quijote es el súmmum de lo español, llámese la actitud (vista por ojos protestantes) de moral católica, renuncia al progreso, defensa de los tiempos pasados, incluyendo aquellos valores sublimes –aunque caducos– de la caballería medieval y la España imperial de Carlos I y Felipe II.

· Visto como trabajo de ficción, El Quijote ha sido fuente de constante inspiración para muchos intelectuales, de Flaubert a Bellow, de Schopenhauer a Kafka, de Jefferson a Nabokov.  Jorge Luis Borges (1899-1986), por ejemplo, tenía una relación compleja con esta obra, que lo motivó a citarla y escribir sobre ella extensamente.  Leyó la obra muchas veces, desde niño, y la glosó en diversos ensayos, relatos y poemas.  El cuento Pierre Menard, del libro Ficciones, se inspira directamente en El Quijote.

· Se dice que Honoré de Balzac (1799-1850), dada su personalidad desinhibida e idealista, fue más lo que actuó como Quijote en su vida que lo que tomó de él para sus propias obras literarias. Gustave Flaubert (1821-1880), en cambio, tomó el espíritu fantasioso de Don Quijote en sus dos novelas; (i) Bouvard y Pecuchet, cuyos dos personajes principales enloquecen a causa de leer libros que no pueden asimilar; y, por supuesto, (ii) Madame Bovary, cuya protagonista es una mujer que, como Don Quijote, también pierde la noción de la realidad a causa de la lectura de novelas de corte sentimental.

· Stendhal (1783-1842), quien tenía diez años cuando leyó Don Quijote por primera vez, escribió tiempo después que “el descubrimiento de ese libro fue quizá la más grande época de mi vida”.

Sentido trágico y ético de El Quijote.

Friedrich W.J. Schelling (1775-1884), en su Filosofía del arte, consagró una interpretación del Quijote que es la más influyente en nuestros tiempos, que se basa en la confrontación entre el idealismo (Don Quijote) y el realismo (Sancho), donde el personaje lucha, con cierta vocación trágica, contra la realidad grosera y hostil del mundo, en defensa de un ideal que, probablemente, sepa de antemano es irrealizable. Schelling consideró a Don Quijote un héroe patético, lo cual no constituía una calificación despectiva en su época, sino, todo lo contrario, una virtud romántica aplicable a muchos de los grandes artistas y filósofos del Romanticismo. En ese sentido, es ilustrativo el siguiente párrafo:

(e)l poeta Heinrich Heine (1797-1856) contó en 1837,en el lúcido prólogo a la traducción alemana de ese año, que había leído Don Quijote con afligida seriedad en un rincón del jardín Palatino de Düsseldorf, apartado en la Avenida de Los Suspiros, conmovido y melancólico.

Con esto, la interpretación del Quijote pasó de ser humorística o burlesca (como fue al principio) a ser romántica o patética; es decir, destinada a conmover al lector trágicamente. En el mismo sentido, Hegel (1770-1831) y Arthur Schopenhauer (1788-1860) trataron a los personajes de la novela en sus preocupaciones metafísicas (“ser” versus “deber ser” de las cosas), que es, en última instancia, una dimensión trágico-idealista del pensamiento filosófico.

En efecto, de Don Quijote se dice que constituye un modelo de aspiración a un ideal ético y estético de la condición humana. Por ello, Alonso Quijano se hace caballero andante. Se trata de un ideal ético por cuanto Don Quijote desea defender la justicia en el mundo y, en ese sentido, quiere constituirse en un ejemplo a seguir. Esto explica que, desde un principio, Don Quijote aspire a convertirse en un personaje literario, como lo son los héroes a cuyas aventuras hace continuas referencias. Esto lo logra ya en la Segunda Parte de la novela, a raíz de la publicación, años atrás, de una Primera Parte y hasta de un Quijote falso (el de Avellaneda), sobre el que nuestro personaje sostiene amplias y acaloradas conversaciones en la Segunda Parte.

Se trata, además, de un ideal estético porque el personaje desea hacer el bien y vivir la vida como si fuera una obra de arte; es decir, con el propósito de que esa vida sea admirada e imitada. Su propósito es enfrentar "todo aquello que pueda hacer perfecto y famoso a un andante caballero". Ese ideal no es egoísta o producto de la vanagloria, sino un modo de restituir la caballería andante, como ideal de vida, en un mundo bastante venido a menos.

Don Quijote no es uno, sino dos libros difíciles de reducir a una unidad de sentido. El loco de 1605, con su celada de cartón y sus patochadas, causa más risa que suspiros, pero el sensato anciano de 1615, perplejo ante los engaños que todos urden en su contra, exige al lector trascender el significado de sus palabras y aventuras mucho más allá de la comicidad primaria de palos y chocarrerías. Al regresar Don Quijote a su pueblo, asume la idea de que no sólo no es un héroe, sino que no hay héroes. Esta idea desesperanzada e intolerable, similar a lo que sería el nihilismo para otro cervantista, Dostoyevski, matará al personaje que era, al principio y al final, Alonso Quijano, conocido por el sobrenombre de "el Bueno".

Algunos autores califican las actividades de Don Quijote como un juego: él entrega su vida a un ideal sublime y se estrella contra la realidad porque los demás no cumplen las reglas de ese juego (George Costanza hace una alusión a ello en un famoso episodio de la serie televisiva Seinfeld). Según esta interpretación, Don Quijote finge estar loco y, para ello, decide jugar el papel de un caballero andante.

(…) la misma libertad que Cervantes reclamó para sí como creador se la concedió en idéntico grado a Don Quijote, el primer personaje auténticamente libre de la literatura universal. Amadís era hijo de reyes, nació en Gaula y estaba llamado a ser héroe. En cambio Cervantes no especifica la cuna, ni la genealogía, ni el nombre exacto de Don Quijote para que pueda caminar libre de todo determinismo, creando su propia realidad. Por eso a partir del Quijote la vida del personaje literario será más libre.

Los grandes temas de El Quijote.

Decía Dostoyevski, en su Diario de un escritor, que

(…) ya no se escriben libros como aquél.  Veréis en Don Quijote, en cada página, revelados los más arcanos secretos del alma humana.  En todo el mundo no hay obra de ficción más profunda y fuerte que ésa.  Hasta ahora representa la suprema y máxima expresión del pensamiento humano, la más amarga ironía que pueda formular el hombre y, si se acabase el mundo y alguien preguntase a los hombres:  "Veamos, ¿qué habéis sacado en limpio de vuestra vida y qué conclusión definitiva habéis deducido de ella?", podrían los hombres mostrar en silencio el Quijote y decir luego: "Ésta es mi conclusión sobre la vida y... ¿podríais condenarme por ella?".

Son muchos los contenidos de El Quijote. Sin embargo, el gran tema de la obra gira en torno a la libertad del hombre, en la relación que es establece entre la realidad y los ideales. Al respecto hay que recordar que Cervantes mismo fue un luchador: batalló por la cristiandad, ante la amenaza de opresión de los turcos; estuvo preso y fue agobiado por las penas, tanto en tiempos de guerra como épocas de paz; tuvo que soportar constantemente las intrigas de los espíritus menores que conspiraban contra su talento; en fin, tuvo que luchar contra quienes usaron sus ideas, le copiaron y se burlaron de él, simplemente porque no podían alcanzar con sus propias obras el brillo de El Quijote.

Las preguntas que hace resonar El Quijote son básicamente las mismas, una y otra vez: ¿A qué debe atenerse el hombre frente a la realidad? ¿Cómo puede transformarse la realidad mediante el ejercicio de la libertad? ¿Puede cambiarse al mundo o es el mundo el que nos cambia? ¿Quién es el cuerdo o quién el loco? ¿Cuál es el rol de la moral como fuerza promotora de la transformación de la realidad? ¿Son reales los héroes?

Aunque el tratamiento es barroco, estamos ante dilemas que se relacionan con la idea de la locura cristiana que, bajo la influencia del Renacimiento, desarrollara Erasmo de Rotterdam (1466-1536) casi cien años antes. También es relevante el pensamiento utópico al que apunta Cervantes con la famosa ínsula Barataria, que guarda paralelismos con Tomás Moro (1478-1535), Tomasso Campanella (1568-1639) y Francis Bacon (1561-1626), todos autores renacentistas.

El humor es una constante en la obra, pero se trata de un humor especial, que respeta la dignidad humana de cada uno de los personajes.

Influencia en otros escritores.

Además de las influencias ya indicadas, vale la pena mencionar lo siguiente:

· Se ha constatado la influencia de El Quijote en el Moby Dick de Herman Melville (1819-1891).

· Se sabe que Mark Twain (1835-1910) era admirador de El Quijote y que hay rastros importantes de la novela en Huckleberry Finn.

· Fiódor Dostoyevski escribió a menudo sobre El Quijote, que describió como una pieza esencial en la literatura universal, de esas que premian a la humanidad “una vez cada cien años”

· William Faulkner (1897-1962) leía El Quijote todos los años.

· La primera obra de Saul Bellow (1915-2005), Las aventuras de Augie March tiene una deuda importante con El Quijote.

· Lo mismo pasa con Thornton Wilder (1897-1975) en Mi destino.

· Franz Kafka (1883-1924) dedicó tiempo a la lectura de El Quijote y con esa influencia escribió su obra La verdad sobre Sancho Panza.

· El novelista Thomas Mann (1875-1955) hizo un viaje en barco a los EEUU, acompañado de El Quijote, experiencia que luego traslada a su ensayo A bordo con Don Quijote, en la que el autor hace una defensa de los valores de la cultura europea amenazada por el fascismo, entonces en auge.

· Hay también una influencia importante de la obra en los trabajos literarios de William Saroyan (1908-1981) y de Paul Auster (1947-).

· En EE.UU. la obra volvió a adquirir importancia con el estreno de la obra Man of La Mancha.

El crítico literario Harold Bloom ha destacado la importancia de El Quijote en muchos de sus ensayos.

Curiosidades.

En 1967, la cabalista Dominique Aubier afirmó que “Don Quijote es un libro que puede leerse a la vez en castellano y en hebreo”. Según ella, Don Quijote (Q´jot en arameo significa "verdad") se escribió en el marco de una preocupación ecuménica, relacionada con la España que era tierra de encuentro y convivencia de las tres religiones reveladas: cristianismo, islamismo y judaísmo.  Así, Cervantes habría propuesto al futuro un vasto proyecto cultural que tenía como epicentro el poder del lenguaje; esto es, Don Quijote visto como una obra mayor inspirada por el Zohar y encriptada en clave hebrea.

* * * * *

Los esperamos este mediodía, para una sesión entretenida, dedicada a un tema importante, que es no sólo gloria del idioma español, sino monumento cultural de cualquier tiempo y lugar.

Saludos,

Carlos.

domingo, 1 de agosto de 2010

Los planetas de Gustav Holst.

Herbert von Karajan (1908-1989) trató el poema sinfónico "Los planetas", del compositor británico Gustav Holst (1874-1934), como un perfecto mostrador de los sonidos refinadísimos de SU orquesta, la Filarmónica de Berlín (aunque también la grabó muy bien con la Orquesta Filarmónica de Viena y, creo, con la Orquesta Filarmonía de Londres, en la era mono).  Era un maestro del color y las texturas, y un buen juez de los tiempos y el ritmo.

Salvo Eugene Ormandy (1899-1985) con la ORquesta de Filadelfia y Charles Dutoit (1936-) con la Orquesta Sinfónica de Montreal --y, bueno, quizás Fritz Reiner (1888-1963) con la Orquesta Sinfónica de Chicago, en los años 50--, creo que nadie se le acerca en sus grabaciones de esta obra.