EL CAMINO DE LA VIDA

EL CAMINO DE LA VIDA
EL CAMINO DE LA VIDA. - Every day you may make progress. Every step may be fruitful. Yet there will stretch out before you an ever-lengthening, ever-ascending, ever-improving path. You know you will never get to the end of the journey. But this, so far from discouraging, only adds to the joy and glory of the climb. - Sir Winston Churchill.

jueves, 12 de agosto de 2010

Almuerzo cultural: Música del Post-Romanticismo.

Estimados amigos,

Este jueves de almuerzo cultural vamos a explorar dos obras musicales del llamado post-romanticismo; es decir, dos obras de la tradición sinfónica de los albores del siglo XX: Así habló Zaratustra, de Richard Strauss (1864-1949), y Los planetas, de Gustav Holst (1874-1934). Para entenderlas en su contexto, algunas referencias son necesarias; en lo fundamental, hay que decir que el post-romanticismo no puede ser entendido sin hacer referencia al romanticismo, por lo que es apropiado hacer una pequeña introducción a las obras en relación con ambos movimientos artísticos.

El romanticismo y el post-romanticismo en la música.

El romanticismo es el movimiento artístico que ocupa la mayor parte del siglo XIX.  Se caracteriza por hacer referencia constante a la emoción, el sentimiento y la intuición como fuente de la realidad humana.  Es una reacción al clasicismo, que pretendía reducir todo a la razón, mendiante fórmulas fijas y preestablecidas.  El movimiento romántico se manifestó en todas las formas culturales de la época: las artes, la literatura, la filosofía y hasta el derecho.  En el caso de la música, durante el romanticismo fue frecuente que las obras fueran la representación musical de obras literarias, en lugar de obras abstractas de música pura (como las sinfonías de W.A. Mozart (____-____), por ejemplo).  Fue así como surgió la figura del “poema sinfónico”, que –como recordarán– vimos en una ocasión anterior a raíz de la presentación de Fantasía 2000.

Estas referencias a obras literarias dieron lugar a una diversidad de fórmulas y presentaciones que permitieron (i) un amplio desarrollo de la música (en especial de la ópera y las canciones o lieder); (ii) un extraordinario crecimiento de la orquesta sinfónica (que pasó de unos 25 miembros a más de 100), y, (iii) muy especialmente, el énfasis de buena parte de la producción musical de ese tiempo en el virtuosismo, en manos de artistas como Niccolò Paganini (1782-1840) y Franz Liszt (1811-1886), entre muchos otros.

Igualmente, durante el romanticismo se dio la incorporación de las corrientes nacionalistas a la música culta, como expresión del espíritu nacional (Volksgeist) de cada país. Así, la música dejó de estar sujeta a formas preestablecidas, para ser más libre, compleja y, en ocasiones, incluso caótica. Recuérdese que es la época de las revoluciones políticas y artísticas, cuando la música salió de los palacios para ingresar a los salones públicos e incluso a las casas particulares de los burgueses.

En la raíz del romanticismo tenemos esencialmente a la poesía. Todos los dramas principales de los grandes poetas europeos, como William Shakespeare (1564-1616), Johann W. Goethe (1749-1832), Friedrich Schiller (1759-1805) y Lord Byron (1788-1824), fueron llevados a la música durante el romanticismo. Obras pequeñas, como los llamados nocturnos para piano –piénsese, por ejemplo, en Frédéric Chopin (1819-1849)–, que concentran enormes cantidades de poesía, fueron ejemplos típicos de música del romanticismo (que no es necesariamente lo mismo que música romántica, como la entienden algunos). Estas obras pequeñas fueron el equivalente a los versos de poetas del romanticismo como Bécquer (1836-1870) y Keats (1795-1821).

En el post-romanticismo (principios del siglo XX), se siguen los principios románticos, pero la música se vuelve aún más compleja y exuberante. Los tiempos de ejecución son más largos y las orquestas crecen incluso más, alcanzando a veces números exorbitantes (la Octava sinfonía de Gustav Mahler (1860-1911), por ejemplo, requiere más de 800 intérpretes).  Los sentimientos reflejados por las obras apuntan a la desazón y la melancolía, producto de las corrientes filosóficas prevalecientes, como el nihilismo de Friedrich Nietzsche (1844-1900) y el existencialismo que apenas comenzaba a desarrollarse.  El romanticismo estaba en crisis, como lo estaba todo el sistema político europeo, que se encaminaba hacia las dos guerras mundiales.

Como resultado de esta crisis, cuando el hombre dejó de creer en la razón, el orden e incluso la bondad de sus sentimientos, los principios románticos se rompieron definitivamente y se dio una nueva revolución creativa, con la obra de músicos que inicialmente partieron de sus principios post-románticos para acabar en otras tendencias artísticas.  Así, por ejemplo, Igor Stravinsky (1882-1971) exploró un amplio rango de posibilidades, desde lo salvaje y primario hasta lo neoclásico; Arnold Schönberg (1874-1951) inventó el dodecafonismo (arreglos de música a partir del reordenamiento de las 12 notas cromáticas); y, Béla Bartók (1881-1945) recurrió a los elementos nacionalistas para introducir lenguajes más básicos e innovadores.  Algunos pocos, como Richard Strauss y Gustav Holst (los invitados de hoy), mantuvieron las tendencias románticas en sus obras llevándolas al extremo de sus posibilidades.

Hoy día, quizá sólo la música cinematográfica mantiene en vigencia los principios románticos; eso sí, con menores pretensiones artísticas y, en todo caso, con variables resultados en cuanto a la calidad del producto.

Richard Strauss y Así habló Zaratustra.

El compositor alemán Richard Strauss fue hijo de un músico profesional y se inició como niño prodigio de la música. Durante su vida fue objeto de un enorme respeto de sus contemporáneos. Tuvo una gran influencia sobre toda la actividad artística de su tiempo, incluso en tiempos de la Alemania nazi, aunque su actividad tuvo poco que ver con la ideología fascista.

El poema sinfónico Así habló Zaratustra (1896) es de corte heroico.  Se basa en la obra del mismo título del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, escrita entre 1883 y 1885, que habla sobre las supuestas enseñanzas del profeta Zaratustra (el antiguo Zoroastro de los persas, ____), que anuncia la muerte de Dios y el advenimiento del Superhombre (Übermensch), quien establece su preeminencia gracias a la voluntad del poder.

De acuerdo con la obra de Nietzsche, Zaratustra es un ermitaño que se ha alejado del mundo para meditar sobre el verdadero significado de la vida humana.  Cuando se siente listo, decide volver para anunciar la buena nueva, como una especie de ángel o profeta bíblico.  Sin embargo, esa noticia no tiene que ver con Dios, sino con un hombre superior, que no requiere ya de Dios para sobrevivir.  Lo que anuncia es que ya no hay límites morales a la actividad humana (límites que, en su opinión, propician la mediocridad y cuya raíz es religiosa; es decir, irracional). Ese hombre liberado se convierte así en “Superhombre”, ya que no tiene más ataduras a su juicio crítico y, gracias a la voluntad de poder, puede buscar la verdad como fin último de su existencia.  Está –como dice el filósofo– “más allá del bien y del mal”.

El planteamiento fue ciertamente revolucionario y tuvo profundos efectos sobre el pensamiento europeo, aunque no fue más que consecuencia de una evolución del pensamiento filosófico que venía desde el Renacimiento hasta entonces. Fue, sin embargo, deformado y sacado de contexto por grupos políticos oportunistas, como los nazis, para justificar toda clase de atropellos a la dignidad del hombre.

La música de la obra que escucharemos es famosa por su adaptación al cine y la televisión. La introducción de la pieza se popularizó gracias a la película 2001: Una odisea del espacio, de Stanley Kubrick (1928-1999), en una secuencia que es impactante a la vez que hermosa. Estoy seguro que la reconocerán al instante.

La versión que escucharemos corresponde a la Filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert von Karajan (1908-1989), quien fue uno de los más grandes intérpretes de Strauss, apoyado en el virtuosismo de su orquesta, que él mismo se encargó de desarrollar durnte muchos años, hasta alcanzar niveles superlativos. Es una interpretación que tuvo lugar durante el concierto inaugural de temporada de la Philharmonie (la sede de la Filarmónica) en 1987, cuando se celebraba el aniversario 750 de la ciudad de Berlín.

Gustav Holst y Los planetas.

El compositor inglés Gustav Holst (originariamente, Gustavus Theodore von Holst) nació en Inglaterra de ascendencia lituana, sueca y española.

Los Planetas (The Planets) data de 1916 y es su trabajo más conocido. Se basa en las meditaciones astrológicas del compositor sobre cómo los astros influyen sobre el espíritu humano ("las siete influencias del destino y los componentes de nuestro espíritu"). La obra está dividida en siete partes, una por cada planeta conocido del horóscopo y por su correspondiente deidad latina:

- Marte, el portador de la guerra.
- Venus, el portador de la paz.
- Mercurio, el mensajero alado.
- Júpiter, el portador de la alegría.
- Saturno, el portador de la vejez.
- Urano, el mago.
- Neptuno, el místico.

La obra tiene importantes influencias de varios compositores de la época, como Claude Debussy (1862-1918), Richard Strauss, Igor Stravinsky, Edward Elgar (1857-1934) y Arnold Schönberg, aunque ello no obsta para su celebridad.  Los reto a escuchar la parte dedicada por el compositor al planeta Júpiter y evitar sucumbir a la conmoción interna que causa su suprema belleza.  No van a lograrlo.

Los planetas es presentado por la Orquesta de Filadelfia, dirigida por el húngaro Eugene Ormandy (1899-1985), en una grabación de 1977.  El sonido de esta orquesta en tiempos de Ormandy era muy especial, al extremo de que se hablaba con toda justicia de "the Philadelphia Sound".  No en balde Ormandy fue el director principal de la orquesta de 1938 a 1980, en lo que probablemente es la relación más larga entre una orquesta sinfónica y su director.  Una obra como Los planetas requiere intérpretes de enorme virtuosismo; este es, justamente, el caso de esta grabación.

* * * * *

El programa es bueno. No se lo pierdan.

Saludos,

Carlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario