La espiritualidad de la música de Arvo
Pärt.
Arvo
Pärt (1935-) es uno de los músicos más importantes de nuestro tiempo. Sus obras nos transportan a paisajes sonoros
de carácter místico, en los que la fuerza de lo repetitivo entra en nuestros
sentidos, como una especie de mantra,
que nos envuelve y subyuga. El efecto es
hermoso, intenso y, muchas veces, sobrecogedor.
La
obra del compositor estonio ha tenido importantes detractores, especialmente
entre los grupos atonales, electrónicos y experimentales, que pretenden hacer
música bajo criterios estrictamente "progresistas", así como entre
quienes siguen corrientes ideológicas según las cuales se debe renunciar –como si
fuera posible– a toda influencia externa o a toda herencia cultural ajena que
pueda considerarse "contaminante" o “revisionista” (como sucedía en
el pasado en la Unión Soviética, de la que Estonia era parte cuando el compositor
se desarrollaba como tal).
Contrario
a estas tendencias o modas, y luego de pasar por un proceso en ese sentido, Pärt
se liberó de esos caminos y se ha concentrado en un mundo de minimalismo
expresivo, en el que recoge la influencia polifónica de la música sacra de la
Edad Media y del Renacimiento, y otras raíces de la música occidental, para
producir una música de enorme espiritualidad, que es fácil de identificar y que
se disfruta ampliamente. Sólo el polaco
Henryk Górecki (1933-2010) y el británico John Tarvener (1944-2103) ofrecían
una tendencia de algún modo similar.
Las armonías
son simples, bajo un ritmo muy básico y sin cambios de de tempo, prácticamente desprovistas de ornamentación, siguiendo algo parecido a lo que él llama
un mero “tintineo de campanas” (“tintinnabuli”).
En muchos casos hay textos sacros que
acompañan la melodía, ya sea en latín o en lengua eslava, preferiblemente.
De su música se ha dicho que la belleza late
en sus melodías, que el silencio se escucha y que vibra la verdad; que de ella
surge la semilla que nos lleva a la esencia de la vida, como el todo del cual
nos nutrimos.
Todo este mensaje –que ciertamente nos ubica
en las cercanías de la filosofía oriental, tendiente a la contemplación y la
integración con el cosmos– tiene a su vez, sin embargo, importantes referencias
en la música de los grandes sinfonistas escandinavos y, específicamente, en los
paisajes abstractos de las últimas sinfonías del danés Carl Nielsen (1865-1931)
y del finlandés Jean Sibelius (1865-1957).
Esto es importante, porque da referencias y organicidad a la obra de
Pärt, como un modo de ver el mundo del cual podemos aprender y que se ubica geográficamente
en el norte de Europa.
El compositor minimalista estadounidense Steve Reich (1936-)
comentó acerca de Pärt:
“Ya desde que estaba
en Estonia, Arvo estaba sintiendo lo mismo que el resto de nosotros. […] Amo su música y amo el hecho de que sea un hombre tan talentoso y
valiente. […] Está completamente fuera de la corriente principal y sin embargo es
enormemente popular, lo cual es muy inspirador. Su música llena una profunda necesidad humana”.
En fin, un compositor importante y
trascendente en más de un sentido. Su música es un bálsamo que nos
aleja del mundanal ruido y que nos protege de muchas formas, al ponernos en
contacto con nuestra esencia misma.
Interesantes enlaces para investigar:
http://www.elmundo.es/cultura/2015/03/05/54f79ad1268e3e7f7d8b4577.html
http://www.elmundo.es/cultura/2015/03/05/54f79ad1268e3e7f7d8b4577.html
Véase, además, una entrevista de la
cantante Björk al compositor:
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