(Ver, al respecto, http://dramadelasesferas.wordpress.com/2012/07/23/de-astrologos-gobiernos-locales-y-esferas-de-piedra/; y, http://www.nacion.com/2012-07-23/ElPais/municipio-de-osa-da-a--astrologo-espanol-proyecto-de-esferas-ticas-.aspx).
El sitio web http://www.cassanya.com/articulos_ampliar.php?idArticulo=467, del astrólogo español Vicente Cassanya, explica que aunque nadie sabe quién hizo estas esferas, ni cuál era su función específica, “tanto las esferas como el lugar están llenos de magia”. Dice, además, que “se trata de un territorio que invita a soñar y huele a leyenda”.
El plan estaría a cargo de este astrólogo español, con el respaldo por un grupo heterogéneo de gente rica y “celebridades” de diferentes países. Se dice, además, que es interés de la municipalidad respectiva el impulso a este proyecto, como medio para el desarrollo económico del cantón.
El astrólogo Cassanya explica que los propósitos principales del proyecto, de corte esotérico a la vez que económico, son dos:
- Dar a conocer la existencia de las esferas de piedra de Costa Rica al resto del mundo, y dar a conocer a todas las personas y organismos que han realizado trabajos sobre las esferas, tanto desde el punto de vista académico o científico, como investigadores independientes, artesanos, artistas, etc."; y,
- "Generar riqueza cultural, económica, material y espiritual para la zona y las genetes del lugar", para lo cual se pretende promocionar el turismo de la zona y atraer inversionistas de todas partes.
Actualmente,
se informa que las esferas están a la espera de ser declaradas “Patrimonio de
la Humanidad” por la UNESCO, por petición del Gobierno de Costa Rica.
Interrogados sobre el tema, funcionarios del Museo Nacional han negado todo mérito científico o investigativo al proyecto, y han rehusado a formar parte de él. Se ha dado a entender que el proyecto de Cassanya y compañía es una fachada para un negocio inmobiliario y turístico que puede ser dañino para la preservación de las esferas y, eventualmente, crear una burbuja especulativa insostenible, que resultaría perjudicial para el desarrollo de la comunidad de Osa. Analizado el sitio web del señor Cassanya, y el del propio proyecto, el tratamiento del tema es bastante liviano, lo que podría denotar poca profundidad en el manejo de lo relativo a las esferas, especialmente en cuanto a sus antecedentes históricos, arqueológicos, etnográficos, y a las repercusiones sociales, económcias y ambientales de su propuesta.
En cualquier caso, el tema es difícil o fácil de manejar según se lo quiera ver:
Por un lado, la poca labor de orden científico que se ha podido hacer, sin plata y con trabajo hormiga, la ha hecho desde siempre el Museo Nacional. El avance académico logrado es importante, pero lento y restringido en recursos. Esas piezas fueron saqueadas en su momento y muchas de ellas son adornos, ubicadas en sitios privados, en el Valle Central y hasta fuera de Costa Rica, lejos de su asiento histórico. Otras fueron destruidas porque “estorbaban” para propósitos agrícolas o económicos en general.
Por otra parte, el tema ha despertado el interés de corrientes New Age recientemente porque esa ha sido la tendencia mundial de todos modos. No es un fenómeno único para este caso, sino uno que afecta a la mayoría de los sitios arqueológicos importantes del mundo. En este sentido, no puede negarse que estas piezas, dado el misterio que rodea su origen, dan pie a toda clase de interpretaciones respecto a su propósito. En cualquier caso, no puede negarse tampoco que, en todo el quehacer precolombino, hay una dimensión espiritual de la que desgraciadamente sabemos poco, y que permeó sus obras constructivas más importantes.
Sin embargo, una cosa es que se hable de la posible dimensión mística de las esferas y otra –muy distinta– es que éstas sean tratadas al nivel de horóscopos y otras ocurrencias de vocación más comercial que esotérica. La negativa del Museo Nacional a participar de un proyecto que involucra a las esferas es, ciertamente, una fuente importante de inquietud y despierta, casi de inmediato, nuestras sospechas sobre las bondades de los planes del señor Cassanya respecto a las esferas. En efecto, el hecho de que el asunto esté a cargo de un astrólogo y de que la gente más desinformada de las aspectos científicos de las esferas colaboren como los únicos entes públicos con intereses en el tema (léase la Municipalidad de Osa), así como ciertos vecinos relacionaos con hoteles ya existentes, llama a que nos replanteamos la conveniencia y alcances del proyecto.
Creo que, a ese nivel, el manejo que se ha dado al asunto es potencialmente peligroso y requiere acciones correctivas rápidas que, por lo menos, prevean el impacto de semejante iniciativa en la zona y, especialmente, en la conservación de las esferas.
Para ello, tenemos que lidiar con nuestra pobre capacidad decisoria. Como patrimonio cultural, el Ministerio de Cultura (sea el Museo Nacional o alguna instancia superior del Ministerio) tiene mucho que decidir y ejecutar al respecto. Ellos están a cargo de las esferas, y es su obligación cuidar de ellas de modo razonable y técnico, con preferencia a cualquier interés comercial que pueda perjudicarlas.
La Municipalidad, por su lado, es innegable que debe buscar posibilidades de desarrollo para la comunidad, pero no al precio del patrimonio a su haber, en especial si el proyecto no ha sido razonablemente madurado en todas su implicaciones y puede ser la causa de daños irreversibles a un patrimonio de tal importancia.
Mi opinión es la siguiente:
a. El tema será sencillo de manejar si
se resuelve institucionalmente, de acuerdo con las regulaciones vigentes. El Ministerio de Cultura no puede permitir
que se maltrate o saquee más ese patrimonio, cualesquiera que sean las razones
de fondo. Si lo hiciera, cabrían serias
responsabilidades políticas y jurídicas para sus representantes por tal
descuido. Por ello, debe emitir
lineamientos u órdenes claras respecto a los límites de las potestades de otras
instituciones públicas y los grupos privados sobre lo que es dable hacer en
relación con las esferas. Esos límites
son los que deben tener en cuenta la Municipalidad y los interesados en el
tema, para cualquier acción que deseen llevar a cabo en relación con estas
piezas.
b. La cosa se pondrá difícil si, por el
contrario, falta capacidad de decisión en el Ministerio y se permite que gente
desinformada u oportunista (o una mezcla de las dos) tome las iniciativas en
este asunto, a falta de guías sobre sus verdaderas atribuciones. No me imagino, en ese sentido, a gente que, sin
el criterio especializado de las autoridades arqueológicas respectivas, tome
decisiones sobre lo que se debe hacer con una pirámide egipcia, con el
santuario de Machu Picchu, con las ruinas de Chichén Itzá o las de Tikal, o con
un templo oriental. Existen situaciones
en las que se requiere la intervención pública porque ello lo amerita. Este es, sin duda, uno de esos casos.
c. Nuevamente, sabemos que hay poco dinero del
gobierno para trabajar en temas como este y eso puede complicar la cosa, pero también sabemos que el
gobierno tiene suficientes herramientas legales y regulatorias para cumplir con su obligación de vigilar que
las esferas sean preservadas como patrimonio cultural. Igualmente, cuenta con reglas para que la
comunidad de Osa canalice sus esfuerzos de desarrollo de manera
sostenible. Lo que pareciera, por tanto,
es que los grupos interesados se sienten a conversar con las autoridades,
revisen los límites de sus potestades, y construyan algo que, con la adecuada
supervisión de los expertos, les permita actuar dentro de sus posibilidades, para
beneficio común. Se trata, por supuesto,
de fomentar el desarrollo sin que ello afecte lo que pertenece por derecho a
todos, gente de Costa Rica y del mundo. Si tal plan no es posible bajo esos
supuestos, entonces debe ser rechazado sin más, por los peligros que implica.
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