Hughes era un crítico que no gustaba de lucirse ni impresionar gratuitamente. No se las tiraba de refinado o demasiado "avant-garde". Era un australiano "típico": por irreverente, por práctico o "pies en la tierra", por su innegable sentido común, y porque podía llamar al pan "pan" y al vino "vino".
Sus críticas en "Time" comunicaban siempre una gran convicción que permitía inspirar respeto, cuando no crear consenso. Su capacidad para vincular ideas, estilos y movimientos en la argumentación de sus críticas denotaba un enorme conocimiento del arte y el mundo alrededor suyo.
Tengo un video de él sobre su admirado Francisco de Goya que es tan personal como convincente. Tengo pendiente, además, la lectura de un libro suyo sobre Roma y completar su maravilloso "Shock of the New" --grande, lleno de relieves y, sobre todo, mucha pasión--, el cual confieso, con pena, no haber aún terminado. Creo que, por edad y de haber gozado de mejor salud en los últimos tiempos, le habrían quedado diez buenos años de trabajo sabio que, desafortunadamente, no vamos a disfrutar ya.
http://www.informador.com.mx/cultura/2012/395973/6/robert-hughes-el-hombre-que-hizo-de-la-critica-de-arte-un-arte.htmhttp://www.newyorker.com/online/blogs/books/2012/08/postscript-robert-hughes.html
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