EL CAMINO DE LA VIDA

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EL CAMINO DE LA VIDA. - Every day you may make progress. Every step may be fruitful. Yet there will stretch out before you an ever-lengthening, ever-ascending, ever-improving path. You know you will never get to the end of the journey. But this, so far from discouraging, only adds to the joy and glory of the climb. - Sir Winston Churchill.

jueves, 10 de marzo de 2011

Almuerzo cultural: Serrat, Sabina y Serrano: la trova española.

Estimados amigos,

El almuerzo cultural de hoy es una feliz ocurrencia de Modesto Vargas, quien propuso el tema y se encargará de presentarlo.  Con Modesto haremos un recorrido por los caminos de la llamada “trova española”, por medio de tres de sus mayores representantes: Joan Manuel Serrat (1943-), Joaquín Sabina (1949-) e Ismael Serrano (1974-).

Serrat, Sabina, Serrano: la trova española

Se conoce por “trova” el conjunto de cantos que son típicos de cada región del mundo.

Cada comarca expresa sentires populares de su región y, en general, este tipo de cantar se apoya en todas partes en una música a veces sencilla, a veces muy artística.

La trova es típica de la Edad Media, cuando los músicos itinerantes (llamados “trovadores”) llevaban su arte de pueblo en pueblo, propagando historias, romances y leyendas mediante sus canciones.  Esta tradición fue especialmente común en el sur de Francia y en la península ibérica.  Actualmente, se mantiene en diversos países, y, hasta hace poco, dependía más las grabaciones que de las giras de los artistas.  La globalización económica y los adelantos tecnológicos, sin embargo, han revivido la actividad de los trovadores, a una escala por éstos jamás imaginada.  Éstos ahora cantan por todo el mundo e, independientemente de sus méritos artísticos, han hecho de su actividad un lucrativo negocio.

En el siglo XX, gran parte de la música de los sesentas se basó en la rebeldía de los jóvenes frente al establishment (recuérdense, por ejemplo, el movimiento hippie, las manifestaciones juveniles en París, Praga, San Francisco, la locura desatada por la música de los Beatles y el famoso concierto de Woodstock).  En ese contexto, músicos como Joan Báez (1941-), Bob Dylan (1941), Donovan (1946-), James Taylor (1948-) y Cat Stevens (1948-), establecieron estilos muy particulares de cantarle a las incidencias de la vida apoyándose en la poesía y los detalles más cotidianos.  Igualmente, abarcaron áreas de la militancia política, para protestar

Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina e Ismael Serrano representan la trova española de nuestros días.   

Serrat, el gran referente.

Joan Manuel Serrat i Teresa se constituyó, a finales de los sesenta, en parte importante de una España que se asomaba a la libertad política y artística, en las postrimerías de la dictadura de Francisco Franco (1892-1975).  Como tal, fue símbolo de la nueva juventud, primero catalana y luego española, que reclamaba una voz propia en el mundo.

El joven Serrat escribía sus propias canciones y, en algunos casos, musicalizaba algunas de las obras de grandes poetas, como Antonio Machado (1875-1939), Federico García Lorca (1898-1936), Rafael Alberti (1902-1999), Miguel Hernández (1910-1942) o Mario Benedetti (1920-2009), entre muchos otros.

(…) Serrat no le escapa a la crítica social ni a la toma de posición política (“Disculpe el señor”, “Algo personal” o “Fiesta”, por mencionar algunos de una inabarcable discografía); cuando es de amor, es en su versión más profunda y dolorosa (“Lucía”, “Penélope”) ; y tomar los poemas de otros autores para cubrirlos de notas ha sido, también uno de sus rasgos distintivos (Miguel Hernández, Rafael Alberti, Mario Benedetti y Antonio Machado, entre otros).

De joven revolucionario de la canción española, Serrat es ahora un referente claro de la trova de ese país.  Veterano rebelde de la España franquista, su labor ha sido reconocida hasta ahora por muchas condecoraciones oficiales y doctorados honoris causa de diversas universidades.  Los premios que ha recibido durante su larga carrera, reconocen su esfuerzo por llevar la poesía de los maestros, así como

(…) su incuestionable talento y trayectoria, y su influencia en el imaginario popular, que ha trascendido generaciones.

Su música para la poesía de Machado, Caminante no hay camino, extracto de Proverbios y cantares, No. XXIX; su inolvidable álbum Mediterráneo; y, canciones como Penélope y Aquellas pequeñas cosas, son parte del acervo cultural de jóvenes de muchos países del mundo, cuyas edades oscilan entre los veinte y los ochenta años.

Sabina, el poeta urbano.

Joaquín Ramón Martínez Sabina se montó sobre el esquema de una España libre.  Como compositor, cantautor y literato, Sabina es el autor de sus propias obras, a diferencia de Serrat que tiende con alguna frecuencia a musicalizar la obra de terceros.  Menos refinado aunque más original que Serrat, Sabina es, además, el modelo directo o indirecto de sus propias producciones:

El registro [de Sabina] es mucho más urbano y directo que [Serrat], y sabe suplir con carisma la falta de elegancia.

Sabina ronda con frecuencia la marginalidad y los aspectos más crudos de la vida social.  Le canta al amor como sentimiento, pero con frecuencia exalta más el sexo, el rechazo a la pareja formal y la vida del hombre solitario.  Canciones como Calle Melancolía, Inventario y Siete crisantemos son expresiones pesimistas de una sociedad en crisis.


Las letras de Sabina poseen un amplio abanico de influencias que van desde los cancioneros del rock anglosajón   (con autores como Bob Dylan, Leonard Cohen o The Rolling Stones), el folklore latinoamericano (Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Chavela Vargas o José Alfredo Jiménez), el tango (Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi o Celedonio Flores), la canción melódica francesa (Georges Brassens) hasta poetas vanguardistas hispanoamericanos como César Vallejo, pero también Pablo Neruda, Raúl González Tuñón y Rafael Alberti o a los autores que forman parte de sus primeras lecturas en su juventud, que incluyen a Fray Luis de León y Jorge Manrique así como el resto de la tradición española.  Por encima de todos estos autores destaca la influencia de Francisco de Quevedo, aunque Sabina insiste en que su máxima influencia entre la poesía española contemporánea es la de Jaime Gil de Biedma.

La vida de Sabina es muy particular, llena de incidencias que lo han llevado a residir en diversas urbes europeas (Madrid, París, Londres), y han reforzado en el artista los aspectos más evidentes (y específicamente oscuros) de la posmodernidad occidental.  Él es el gran protagonista de sus canciones: de bandido a “chica Almodóvar”, de cínico a payaso, de bohemio y diletante (“amante de la luna, enemigo del sol”) a filósofo y cronista de la vida actual.

De Joaquín Sabina se puede afirmar que es a la vez un hombre y una literatura dilatados y complejos, ya que su biografía está llena de hechos fuera de lo normal (como por ejemplo ser detenido por su padre o conocer a una persona que le cede su pasaporte sin apenas conocerse) y su obra no es la propia de un poeta, ya que gran parte de sus composiciones son canciones. Por ello, su vida no es menos importante que su obra, más allá de la autorreferencialidad que presentan las letras de sus canciones, al igual que ocurriera con Francisco de Quevedo y sus poemas. Según Walter Benjamin, lo que caracteriza a la era posmoderna de los medios de difusión masiva y de la hiperreproductibilidad técnica de la obra de arte es que a partir de la exhibición pública de su persona se pone en un mismo plano de exposición la vida y la obra del autor, o incluso mayor. Esto mismo ocurre con Joaquín Sabina y su cancionero.

Técnicamente, Sabina dista bastante de la perfección como músico.  Su mérito está en otra parte: en su originalidad, su desenfado y su habilidad para asociar en una canción temas que ordinariamente no tienen relación alguna; en crear letras que, musicalizadas, parecen letanías urbanas, y que encierran significados de la mayor variedad, aptos para ser descifrados por cada oyente como si fueran revelaciones especiales sobre los aspectos más íntimos de su vida personal. 

Serrano, el relevo.

Ismael Serrano Morón está a casi treinta años de distancia, en términos de su edad, de Serrat y Sabina, pero la influencia de éstos últimos sobre su obra es evidente. 

Sus letras son una mezcla de canciones de amor, desamor y música reivindicativa, propias de la canción de autor.  No en vano, entre otras, reconoce influencias de Serrat, Aute (1943-), Joaquín Sabina o Silvio Rodríguez (1946-), así como de poetas de la talla de Luis García Montero o Mario Benedetti.

La España de Serrano es una España libre y globalizada, por lo que las aspiraciones del autor no se concentran ya en las propias vivencias de opresión sufridas por alguien como Serrat.  En el caso de Serrano, sus vivencias son las de un mundo injusto, desapegado, materialista, que lo mismo se manifiesta en Madrid que en Tokio, en San José que en Nueva York.

(…) su camino va por el compromiso político (“Papá cuéntame otra vez” quizás sea su himno) y cierta mirada filosófica sobre el ser humano, su misión, su contexto y sus sueños.  Basta repasar algunos de los títulos de sus discos: “Naves ardiendo más allá de Orión”; “Sueños de un hombre despierto”; “Un lugar soñado” o “Acuérdate de vivir”.

Sus canciones demuestran la mezcla de su alto grado de compromiso social con los ideales románticos del apego al sentimiento personal.  La música de Serrano es madura, con acercamientos estilísticos a la rumba, el jazz, el blues y la canción popular.  El ámbito de su expresión es por definición íntimo, de crítica social, de canto de la mujer y de mirada perpleja ante el mundo de hoy.

Aunque ha recibido premios importantes por su creación, muy promisoria hasta ahora, Serrano está apenas al inicio de una carrera que se espera sea muy importante.  La marcha de los pioneros Serrat y Sabina ha marcado una senda por la que este autor puede avanzar, pero sólo el tiempo dirá cuál será su destino y el mérito de su actividad.  Sin embargo, como nos recuerda en forma inolvidable Serrat, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.



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Quedan todos cordialmente invitados.

Saludos,

Carlos.

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