EL CAMINO DE LA VIDA

EL CAMINO DE LA VIDA
EL CAMINO DE LA VIDA. - Every day you may make progress. Every step may be fruitful. Yet there will stretch out before you an ever-lengthening, ever-ascending, ever-improving path. You know you will never get to the end of the journey. But this, so far from discouraging, only adds to the joy and glory of the climb. - Sir Winston Churchill.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Almuerzo cultural: Villancicos navideños

Estimados amigos,

Se acaba el año en medio del ambiente navideño que es propio de diciembre.  Como a la mayoría de las personas, nos embarga un sentimiento de alegría por las vacaciones que se avecinan, así como las celebraciones que son comunes en estos días, entre familiares y amigos, y el clima que nos recuerda años pasados, gente querida y las tradiciones de nuestros ancestros que queremos pasar a nuestros hijos.

Pocas cosas son más características de la temporada navideña que los villancicos.  Entendemos por villancicos aquellas composiciones musicales que consisten en canciones o himnos cuya letra se refiere a un tema profano o religioso, o una mezcla de ambos.  De todos los villancicos, los más famosos son los navideños.  

Aspectos técnicos.

Los villancicos son estilísticamente herederos de las tradiciones populares del Medioevo, por lo que están entre aquellos tipos de composición musical más antiguos que aún se interpretan.  Se trata de canciones de origen profano y popular, que se caracterizan por el uso de un estribillo coral que acompaña la exposición de un tema (“copla”), a cargo de un solista o grupo coral más pequeño.  El villancico es, por lo tanto, la armonización a varias voces de un tema.

En el caso específico de los villancicos españoles, además de la herencia propiamente europea, su forma poética está influenciada por ciertas composiciones tradicionales de origen mozárabe, como el zéjel, que alternaba estrofas cantadas por un solista con un estribillo coral. 

La estructura básica del villancico la forman dos elementos: el estribillo y las coplas, si bien su estructura es muy variable tanto en el número de versos como en la rima o la alternancia entre estribillo y coplas.  Los versos son por lo general hexasílabos u octosílabos y componen un estribillo inicial, a veces con introducción, que consta típicamente de tres o cuatro versos que se repiten a lo largo de la obra, y unas coplas, divididas a su vez en dos mudanzas y una vuelta.  Las mudanzas, que con frecuencia tienen rima simétrica formando entonces una redondilla o alternativamente una cuarteta, van seguidas de la vuelta o enlace de tres o cuatro versos en los que el primero tiene la misma rima que el último de la mudanza y el resto, o al menos el último, enlazan con el estribillo.

Orígenes y desarrollo histórico.

Los primeros himnos navideños de los cuales tenemos noticia aparecieron en el siglo IV en la antigua Roma, como, por ejemplo, Veni redemptor gentium, escrito por Ambrosio, arzobispo de Milán (c. 340-397), como una declaración de la encarnación divina frente a la doctrina del arrianismo que sostenía que Jesús fue un ser creado con atributos divinos, pero no divino en Sí mismo y por Sí mismo.  El himno Corde natus ex Parentis (“El amor procreado por el Padre”), del poeta de origen hispano Prudentius (muerto en 413) aún se canta en algunas iglesias en nuestros días.

En los siglos IX y X, la “secuencia” o “prosa” navideña fue introducida en los monasterios europeos del norte, y, por influjo de san Bernardo de Claraval (1090-1153), se convirtió en una secuencia de estrofas rimadas.  En el siglo XII, el monje parisiense Adam de St. Victor (finales del siglo XII-entre 1172 y 1192) comenzó a crear música a partir de canciones populares, dando lugar a algo similar a los actuales villancicos navideños.

El nombre castellano de “villancicos” se debe probablemente a que estos cánticos se originan en composiciones de naturaleza popular, cantadas por los villanos o habitantes de las villas rurales.  Eran cantados con ocasión de las fiestas populares, originariamente sin temática específicamente religiosa.  Sus principales temas eran los acontecimientos que afectaban más directamente al pueblo o la región. El género se amplió posteriormente hasta incluir temas de diverso tipo, incluso históricos y remotos.

En una primera época, los villancicos estaban poco definidos.  La música de esta época era sencilla, y buscaba la adaptación al texto, más que la complejidad melódica.

En el siglo XIII en Francia, Alemania y especialmente en Italia, bajo la influencia de san Francisco de Asís (1182-1226), se estableció una fuerte tradición canciones populares en las lenguas vernáculas o locales en torno al tema de la Navidad.  Los primeros villancicos en inglés aparecieron en un trabajo de 1426 de John Awdlay (siglo XV), capellán de Shropshire, que hace una lista de veinticinco canciones navideñas cantadas probablemente por grupos de personas que iban de casa en casa ofreciendo sus buenos deseos.  Se trataba de parte de una tradición que fomentaba la creación en interpretación de canciones comunales que celebraban ocasiones especiales, tales como la llegada de la primavera, la recolección de las cosechas, la fiesta de algún santo local o la Navidad.  Fue sólo hasta muchos años más tarde que tales canciones comenzaron a ser cantadas en las iglesias y ser asociadas a los aspectos religiosos del nacimiento de Cristo.

No obstante estos antecedentes, las primeras composiciones que podemos denominar propiamente con el nombre de “villancicos” surgieron hacia la segunda mitad del siglo XV, durante el Renacimiento como una evolución de formas musicales populares mucho más antiguas. Formas similares eran llamadas hasta el siglo XV “cantigas” o “canciones”.

Los villancicos ganaron popularidad después de la Reforma, en el siglo XVI, en algunos de los países del norte de Europa, donde este movimiento religioso dio la bienvenida a la gente común y a la música en los rituales de las iglesias.  Tal es el caso de Alemania, donde Martín Lutero (1483-1546) fue incluso el autor de algunas canciones con el fin de animar las fiestas de la Navidad.  En otros lugares también cubiertos por la Reforma religiosa –aunque afectos a planteamientos más severos (como sucedió con calvinistas y luteranos)– la posición fue la contraria, pues se estimaba que la celebración de la Navidad como tal tenía un origen pagano y no estaba directamente basada en el Evangelio. 

A partir de la segunda mitad del siglo XVI –y al contrario de los grupos protestantes más recalcitrantes – las autoridades católicas comenzaron a promover el uso de música en lengua vernácula en los oficios religiosos, como una medida evangelizadora, especialmente durante las fiestas del calendario religioso, como la Semana Santa, la Navidad y el Corpus Christi.  

El siglo XVIII marca el inicio de la decadencia del género en su noción medieval, debida a la cada vez mayor influencia de la música vocal italiana, que por entonces dominaba el panorama musical europeo.  Los villancicos alteran su sencilla estructura inicial y se complican estructuralmente con nuevas secciones musicales a imitación de la cantata, acompañados de recitativos y arias da capo, según el modelo de la ópera italiana.  Se acentúa la diferenciación entre las coplas (cuyas voces son cada vez más reducidas) y el estribillo (el cual se hace más largo y polifónico).

En la América colonial el villancico siguió un desarrollo paralelo al de la península [ibérica] siendo valorado como medio evangelizador, incorporando el lenguaje y ritmos de las formas locales, incluyendo con frecuencia palabras en idiomas indígenas como el náhuatl, vocablos africanos o jerga de los dialectos europeos.  Entre estos figuran los llamados villancicos de negro o negrillos en los que se imita el sonido de los dialectos africanos con onomatopeyas. Entre estos son particularmente conocidos los de Sor Juana Inés de la Cruz.

Para el siglo XVII, el villancico se había convertido un género muy popular y se sofisticó aún más, conforme se añadieron más voces a la polifonía, hasta ser ocho distribuidas en dos coros situados en diferentes partes de la iglesia, con el acompañamiento de cuerdas, arpa y órgano.  Al mismo tiempo, los estribillos continuaron su proceso de hacerse más largos y complejos polifónicamente, mientras que, como contraste, las coplas se acortaron y simplificaron musicalmente aún más.  Por este tiempo, Isaac Watts (1674-1748) compuso Alegría para el mundo (Joy to the World), uno de los más famosos villancicos en inglés.

Entre los villancicos de origen inglés, la música del himno Adeste Fidelis (O Come all ye faithful) data de mediados del siglo XVIII, aunque su texto puede haberse originado en el siglo XIII.  La primera publicación de los himnos Dios dé un feliz descanso a ustedes, caballeros (God Rest Ye Merry, Gentlemen), La primera Navidad (The First Noel), Vi tres barcos (I saw Three Ships) y Escuchen a los ángeles cantar (Hark the Angels Sing) data de 1833, en Cánticos de Navidad, antiguos y modernos, de William B. Sandys (1792-1874).  Compositores clásicos de la época victoriana, como el inglés Arthur Sullivan (1842-1900) ayudaron a popularizar los villancicos en su país y de esa época vienen también El buen rey Wenceslao (Good King Wenceslas) y Vino durante una clara medianoche (It Came Upon the Midnight Clear), escritos por los estadounidenses Edmund H. Sears (1810-1876) y Richard S. Willis (1819-1900).

En el siglo XVII el villancico es un género sumamente popular, y se sofistica aún más añadiendo más voces a la polifonía, hasta ocho distribuidas en dos coros situados en diferentes partes de la iglesia y acompañamiento de violón, arpa y órgano.  El estribillo se hace más largo y complejo polifónicamente, mientras que, como contraste, las coplas se acortan y simplifican musicalmente.

Casi todos los villancicos comenzaron a ser cantados en las iglesias hasta la segunda mitad del siglo XIX.  El famoso villancico Noche de paz (Silent Night) es de origen austríaco.  Fue interpretado por primera vez en la Iglesia de san Nicolás (Nikolaus-Kirche) en Oberndorf, Austria, el 24 de diciembre de 1818. La letra de es Joseph Mohr (1792-1848) y la música de Franz Xaver Gruber (1787-1863).  Para finales del siglo, su letra se había traducido a varios idiomas y se cantaba para la Navidad en toda Europa y algunos países de América.

Al día de hoy, los villancicos gozan de buena salud.  La tradición los tiene plenamente incorporados a la temporada navideña en todas las latitudes del mundo y a ello contribuye especialmente el desarrollo de las comunicaciones y la difusión tecnológica.

El Coro del Tabernáculo Mormón.

El Coro del Tabernáculo Mormón es una organización que forma parte de la llamada Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.  Se lo considera uno de los grupos corales más famosos del mundo.

El Coro fue fundado en 1847, apenas un mes después de que los primeros mormones llegaran al valle en el que se asienta Salt Lake City, en el Estado de Utah, Estados Unidos de América.  Está compuesto por unos 360 miembros de esta congregación religiosa, hombres y mujeres, cuyas edades oscilan entre los 25 y los 60 años.  Curiosamente, sus miembros no reciben remuneración alguna.

La sede del coro está en Salt Lake City, donde cuentan con un impresionante órgano de 11.623 tubos que sirve de fondo a sus interpretaciones.

El coro participa semanalmente en un programa que se ha transmitido ininterrumpidamente por radio desde 1929; esto es, hace por más de 80 años.  El programa se transmite por televisión desde los años sesenta, lo cual es probablemente un récord a nivel mundial para cualquier agrupación musical.

Con varios Emmys y Grammys a su haber, el coro es probablemente el más exitoso del mundo, con la excepción quizá de los Niños Cantores de Viena, en su área particular del mercado coral.

Los Niños Cantores de Viena.

Este famoso coro, conocido en su país natal como Wiener Sängerknaben, es un coro de niños sopranos y altos (mezzosoprano o tiple), cuya sede es Viena, Austria.  Aunque los niños son reclutados principalmente en Austria, también los hay provenientes de otros países.  Su escogencia resulta de una entrevista individual y algunas pruebas de su talento vocal.  El coro es famoso por su altísima calidad técnica y artística

El coro es el heredero directo del grupo coral que tuvo la corte de los Habsburgo (la familia real-imperial austríaca), en Viena, desde finales de la Edad Media.  Fue creado por orden del emperador Maximiliano I (1459-1519) en 1498. Con el paso de los siglos, el coro trabajó para los reyes y emperadores austríacos y cerca de algunos de los más famosos compositores de Viena, que fue tradicionalmente la capital musical de Europa.  Entre esos músicos famosos tenemos a Christoph Willibald Gluck (1714-1787), Antonio Salieri (1750-1825), Wofgang Amadeus Mozart (1756-1791) y Anton Bruckner (1824-1896).

El propósito inicial del coro era proporcionar acompañamiento musical a la misa de la muy católica corte vienesa.  Para ello, los niños recibían una educación musical muy sólida que luego les dio la oportunidad de florecer como compositores, como es el caso de Franz Schubert (1797-1828) o como directores orquestales, como, por ejemplo, Hans Richter (1843-1916), Felix Mottl (1856-1911) y Clemens Krauss (1893-1954).

La perfección coral alcanzada por este grupo de niños fue inigualada en la Europa de los reyes.  En 1920, tras el desastre de la Primera Guerra Mundial que, entre otras cosas, significó la caída de los Habsburgo y la abolición de la monarquía en Austria, el coro se deshizo. Sin embargo, el director de esa época logró reagrupar a sus miembros y, desde 1924, éste trabaja en forma privada como "Coro de los niños cantores de Viena", como un ente profesional.

El coro es una organización sin fines de lucro.  Consta de aproximadamente cien integrantes entre los 10 y los 14 años.  Los niños son divididos en cuatro grupos corales (denominados "Haydn", "Mozart", "Schubert" y "Bruckner"), para realizar sus giras alrededor del mundo, las cuales se llevan entre 9 y 11 semanas al año.  En total, el grupo realiza unas 300 representaciones anuales, con una audiencia de medio millón de personas.  

El coro funciona en el Palacio Augarten de Viena como una especie de internado.  Los niños son educados desde kindergarten hasta la mitad de la secundaria, con especial énfasis en la música.  Hay una larga lista de espera para ingresar, pero las pruebas son de una alta exigencia, tanto al nivel vocal, como físico e intelectual.

El encanto del grupo es no sólo a causa de su alta calidad técnica, sino, particularmente, por la pureza de sus voces.  Desde antiguo la voz infantil ha sido fuente de admiración para la humanidad, por lo que un buen coro de niños siempre fue motivo de gozo artístico.  Antaño, sin embargo, el tema fue motivo de terribles abusos, cuando algunos inescrupulosos pretendía mantener el timbre distintivo de los niños antes de la pubertad, mediante intervenciones quirurgicas que alteraban el desarrollo biológico del cantante.  Los famosos castrati del siglo XVIII son el caso más evidente de este tipo, aunque el tema data de la más remota antigüedad.  Actualmente, esas prácticas han quedado desterradas de la música profesional y sólo mediante grupos como los Niños cantores de Viena es posible escuchar la diáfana belleza de la voz infantil en una interpretación musical.

*   *   *   *   *

El programa de este jueves es un final ideal para un año de almuerzos culturales de gran variedad, tanto en lo relativo a los temas explorados, como a las personas que nos acompañaron.  A ese respecto, debemos agradecer la fidelidad y asiduidad de quienes jueves a jueves están con nosotros, así como el ánimo de quienes se deciden en algún momento a participar, debido a su interés especial por algún programa en particular.

Cualquiera que sea el caso, es un orgullo cerrar el año con un programa que nos prepara para los días de descanso y recogimiento familiar que se avecinan, cuando el espíritu del amor y la solidaridad deben prevalecer sobre cualquier otro objetivo, y qué mejor que el arte para recordárnoslo.
.
Los esperamos para despedir el año con algunos villancicos propios de la temporada en manos de dos de los grupos corales más importantes del mundo.  Será una muy agradable experiencia.

Saludos,

Carlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario